Queremos que las grandes empresas tecnológicas sigan invirtiendo para crear productos y servicios originales. No obstante, todos sabemos que tener tanto dinero puede provocar que las personas, y las empresas, sean indisciplinadas e impulsivas.
Amazon tiene a más de 800 personas trabajando en algo que suena parecido a dispositivos de videoconferencia sobre ruedas, pero no se sabe si los clientes los quieren.
Apple ha invertido casi una década e incontables miles de millones de dólares en comenzar, pausar y reelaborar un proyecto para desarrollar un auto que, tal vez, nunca llegue a las calles.
Google y Facebook siguen gastando miles de millones de dólares en la compra y construcción de complejos lujosos cuando nadie está seguro de cuáles serán las necesidades pospandémicas de un trabajo de oficina presencial.
Queremos que las empresas exitosas jugueteen con proyectos caros, aunque no den resultado. Los inventos ocurren tras deambular y tropezarse. Sin embargo, tal vez eso no es lo único que sucede en los laboratorios de investigación y las suites corporativas de los gigantes tecnológicos de Estados Unidos.
Parte de lo que podríamos estar viendo en este momento son empresas tan, pero tan ricas, que a veces tiran el dinero —¿¡y por qué no!?—, obstaculizando a otras empresas y a sí mismas en la búsqueda de innovaciones exitosas.
Sí, de verdad estoy preguntando si es posible ser demasiado rico (y, sí, ese es un problema que me gustaría tener).
Déjenme explicar por qué nos debería importar que un puñado de gigantes tecnológicos esté desperdiciando su tiempo y dinero.
La falta de dinero puede llevar al límite a una empresa o a un emprendedor, pero también puede fomentar la concentración y la creatividad. Hay un axioma sobre las empresas emergentes del sector tecnológico: las que son fundadas en tiempos económicos difíciles a menudo resultan ser los éxitos más grandes. Las empresas jóvenes y sus líderes aprenden a hacer más con menos y le dedican su atención solo a sus mejores ideas.
Y, como un amigo rico que instaló inodoros de oro en cada uno de sus 25 baños, tener tanto dinero puede obligar a las empresas a buscar ideas apresuradas.
El miércoles, The Wall Street Journal informó que Amazon está poniendo a prueba conceptos para una tienda departamental con etiquetas digitales de ropa que los clientes puedan escanear con sus teléfonos para probarse artículos, y, tal vez, luego añada robots… por alguna razón. Hacer cositas tecnológicas probablemente no es la manera indicada de mejorar la experiencia de compra para los humanos, pero Amazon puede experimentar con conceptos demasiado complicados porque, ¿sabes qué?, ¿por qué no? En una de esas funciona.
Cuando Amazon desperdicia dinero en un problema, a menudo otras empresas responden con sus propias propuestas de tecnología de punta. Poco después de que Amazon compró la cadena de supermercados Whole Foods, Kroger maquinó un plan para tiendas futuristas con estantes digitales donde se alteraran rápido los precios de los productos para ayudar a la gente a comprar con más rapidez. Walmart y otras tiendas desplegaron robots para detectar cuando los productos no estén agotados y probaron sistemas para automatizar el proceso de pago en cajas.
Algunos tipos de tecnología para la venta minorista, en particular la automatización de las partes que los compradores nunca ven, podrían ser avances importantes a la larga. Sin embargo, la trampa en la que caen los minoristas y Amazon es una obsesión por lo llamativo en vez de lo que de verdad es útil. ¿Acaso alguien se detuvo a preguntar si una pantalla táctil recargada o un robot son la mejor manera de hacer esto? El año pasado, Walmart dejó de lado a sus robots que escanean estantes porque había alternativas más sencillas que eran igual de buenas.
Amazon puede probar todo esto porque pareciera que su dinero es inagotable. No obstante, ¿qué más podrían hacer Amazon, Kroger o Walmart para mejorar las compras que no sea andar tras el sueño costoso de “Los Supersónicos”?
Muchas empresas tecnológicas más pequeñas temen que los gigantes tecnológicos estén acaparando el talento solo porque pueden. Imaginen al ingeniero de software de nivel medio que está ganando mucho dinero en Google en vez de iniciar una empresa de vehículos autónomos o un directivo de Facebook que en vez de estar en su puesto podría dirigir una empresa de comercio electrónico de segundo nivel que se vuelva la siguiente Amazon.
Los dueños de los gigantes tecnológicos de Estados Unidos —los accionistas— en su mayor parte confían en que Google, Facebook, Amazon, Apple y Microsoft siguen las rutas adecuadas hacia la riqueza (a veces a los accionistas sí les preocupa que estas empresas estén desperdiciando dinero y esto ha dado como resultado cambios de ejecutivos u otras acciones en las empresas).
Queremos que las grandes empresas tecnológicas sigan invirtiendo para crear productos y servicios originales. No obstante, todos sabemos que tener tanto dinero puede provocar que las personas, y las empresas, sean indisciplinadas e impulsivas.