¿Beber alcohol puede elevar tu frecuencia cardiaca?

¿Beber alcohol puede elevar tu frecuencia cardiaca?
Beber puede elevar tu pulso, lo cual no es preocupante para la mayoría de los adultos sanos, aunque quienes padecen problemas con el ritmo cardiaco deben tener precaución. Foto, Aileen Son/The New York Times.

P: Mi reloj inteligente indica que mi frecuencia cardiaca al dormir es mucho mayor por la noche después de haber tomado un par de copas de vino. Por lo general, ronda las 60 pulsaciones por minuto, pero se dispara hasta llegar entre 80 y 100 si bebo más de una copa de vino. ¿Es normal?

R: Todos sabemos que una copa de vino o dos pueden ayudarte a relajarte y desconectarte, pero el alcohol también puede tener efectos considerables en tu sistema cardiovascular en las horas posteriores a su consumo, lo que provoca que tu corazón lata más rápido, al menos a corto plazo. En general, cuanto más bebes, más aumenta tu frecuencia cardiaca.

Los expertos afirman que, en el caso de la mayoría de los adultos sanos, el aumento temporal de la frecuencia cardiaca provocado por una copa o dos no es algo de lo que haya que preocuparse, pero podría causar problemas en las personas que padecen enfermedades que provocan ritmos cardiacos irregulares, como la fibrilación auricular u otros tipos de arritmias, o para quienes tienen un alto riesgo de sufrir ataques cardiacos o accidentes cerebrovasculares.

El año pasado, un grupo de investigadores analizó los datos de 32 ensayos clínicos sobre el consumo de alcohol en los que participaron 767 personas; la mayoría eran hombres jóvenes y sanos de entre veinte y treinta y tantos años. Los investigadores observaron patrones perceptibles en la manera en que el alcohol influía en su frecuencia cardiaca y en las lecturas de la presión arterial poco después de beber.

En general, la frecuencia cardiaca normal en reposo para los adultos se sitúa entre 60 y 100 latidos por minuto. Los investigadores descubrieron que el consumo de una copa estándar (que por lo general se define como una cerveza de 350 mililitros, una copa de vino de 150 mililitros o un coctel que contenga 44 mililitros de licor) solía elevar la frecuencia cardiaca de los participantes en unos cinco latidos por minuto en las seis horas siguientes. Con dos copas o más, el aumento de la frecuencia cardiaca era mayor y esta permanecía ligeramente elevada hasta 24 horas después.

El alcohol también tuvo efectos evidentes sobre la presión arterial. Una sola copa la afectaba muy poco, pero cuando las personas consumían dos, experimentaban un ligero descenso de sus niveles de presión arterial en las horas siguientes; sin embargo, cuando tomaban más de dos copas, sus niveles de presión arterial descendían al principio y luego empezaban a subir, llegando a ser ligeramente elevados unas trece horas después de haber bebido. Al parecer, los hallazgos sobre la presión arterial coinciden con otros estudios que han demostrado que beber poco puede tener cierto beneficio para la salud cardiovascular, ya que hace que los vasos sanguíneos se dilaten y la presión arterial descienda, pero que tomar más de dos copas en una ocasión puede alterar tu circulación.

Es habitual que la gente beba por la noche. Por ello, los científicos también han estudiado lo que ocurre cuando la gente consume alcohol antes de acostarse. En un estudio publicado en enero, los investigadores reunieron a 26 hombres y mujeres y les hicieron pasar tres noches en un laboratorio bajo supervisión mientras dormían. En una ocasión, los participantes consumieron lo que se considera cantidades “moderadas” de alcohol antes de acostarse: las mujeres tomaron una copa de vino cada una y los hombres dos. En otra noche, los participantes bebieron cantidades más elevadas: las mujeres bebieron tres copas de vino y los hombres cuatro. La tercera noche, todos recibieron vino sin alcohol, que sirvió de placebo.

Los investigadores descubrieron que cuando las personas bebieron cantidades moderadas de vino, su frecuencia cardiaca nocturna aumentó un 4 por ciento en comparación con las noches que no bebieron alcohol, pero su frecuencia cardiaca volvió a la normalidad en las horas de la mañana. No obstante, cuando las personas bebieron cantidades más elevadas, su frecuencia cardiaca nocturna aumentó un 14 por ciento y se mantuvo elevada hasta la mañana. El estudio también reveló que el alcohol, en especial cuando se consume en cantidades más elevadas, redujo de manera temporal la variabilidad de la frecuencia cardiaca de los participantes, una medida de la variación del tiempo entre los latidos del corazón. Una variabilidad mayor por lo general es señal de un estado cardiovascular mejor.

Un estudio particularmente notable publicado en 2017 analizó cómo el alcohol podía afectar tu ritmo cardiaco en entornos sociales. El estudio se llevó a cabo en el Oktoberfest de Múnich, el mayor festival público de cerveza del mundo. Los investigadores reunieron a más de 3000 hombres y mujeres que habían bebido, sin ningún obstáculo legal. Les hicieron pruebas para verificar sus concentraciones de alcohol en sangre y les hicieron electrocardiogramas para evaluar su función cardiaca. Descubrieron que alrededor del 26 por ciento de los parranderos tenían una frecuencia cardiaca en reposo superior a 100 latidos por minuto, una afección conocida como taquicardia sinusal, que es de riesgo, pero no pone en peligro la vida.

Entre el 5 y el 6 por ciento de los participantes presentaron otros tipos de latidos irregulares que se consideran más peligrosos, como la fibrilación auricular, que puede dar lugar a complicaciones graves como los accidentes cerebrovasculares. Cuanto más altas eran las concentraciones de alcohol en el aliento de los participantes, mayores eran las probabilidades de presentar uno de estos ritmos cardiacos irregulares.

Stefan Brunner, cardiólogo del Hospital Universitario de Múnich y autor del estudio, afirmó que sus hallazgos demostraban que, en general, el ritmo cardiaco aumenta de manera continua con el incremento de los niveles de alcohol en sangre, pero no todo el mundo muestra el mismo nivel de susceptibilidad. “Algunas personas reaccionan más intensamente con una frecuencia cardiaca más elevada que otras”, dijo, aunque no está claro a qué se deba. Comentó que algunas personas simplemente podrían tener una mayor tolerancia al alcohol.

Brunner subrayó que, para la mayoría de los adultos sanos, un aumento de la frecuencia cardiaca en respuesta al alcohol no debería ser motivo de alarma, en especial si se bebe con moderación, lo que las Guías Alimentarias para los Estadounidenses definen como no más de una copa al día en el caso de las mujeres y hasta dos copas al día para los hombres. “Un aumento de la frecuencia cardiaca de 60 a 80 o 100 latidos por minuto no es preocupante y solo refleja la influencia del alcohol”, dijo Brunner, aunque agregó que debes preocuparte si presentas palpitaciones después de beber o si tu reloj inteligente te alerta de un ritmo cardiaco anormal, como la fibrilación auricular.

Peter Kistler, cardiólogo y experto en trastornos del ritmo cardiaco, señaló que las personas con arritmias pueden beber alcohol, pero que deben hacerlo solo de manera ocasional, limitándose a una copa estándar no más de tres o cuatro veces por semana; sin embargo, evitar el alcohol por completo podría suponer una gran diferencia. La investigación de Kistler ha demostrado que en las personas con arritmias recurrentes que eran bebedoras habituales, dejar de beber alcohol redujo el índice de eventos a la mitad.

 

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