Hay un controvertido debate público sobre los beneficios y las graves desventajas de los mundos digitales que Google y Facebook crearon. Es menos emocionante pensar en la publicidad digital que estos gigantes tecnológicos han popularizado.
A Google y a Facebook les encanta hablar sobre la tecnología de punta que están desarrollando. ¡Metaverso! ¡Vehículos autónomos! ¡Computación en la nube! ¡Inteligencia artificial!
No obstante, la realidad es que estas compañías tecnológicas son ricas y poderosas debido a que son las más grandes vendedoras de publicidad en el mundo. En esencia, hacen lo mismo que William Randolph Hearst hizo hace un siglo: atraen nuestra atención para intentar vendernos pantalones de yoga. (Bueno, los periódicos de Hearst probablemente no tenían anuncios de mallas).
Hay un controvertido debate público sobre los beneficios y las graves desventajas de los mundos digitales que Google y Facebook crearon. Es menos emocionante pensar en la publicidad digital que estos gigantes tecnológicos han popularizado. Sin embargo, como todo lo relacionado con estas compañías, es complicado e importante.
Alphabet, la entidad corporativa que incluye a Google, obtuvo alrededor del 80 por ciento de sus ingresos de este año a través de los anuncios que vemos cuando realizamos búsquedas en la web, vemos videos de YouTube, revisamos los Mapas de Google y más. Facebook generó el 98 por ciento de sus ingresos mediante anuncios.
No es noticia de última hora que Google y Facebook son versiones recargadas de medios publicitarios a la antigua como los periódicos o la radio. Recalco este punto por dos razones. La primera: precisar su esencia ayuda a desmitificar a esas superpotencias tecnológicas. Google y Facebook parecen menos mitológicas e imponentes cuando sabes que sus imperios se basan en vendernos más calcetines.
La segunda: quiero que pensemos más sobre los efectos, incluidos los negativos, de Google y Facebook como potencias de la publicidad. Los métodos publicitarios que las compañías ayudaron a popularizar (altamente automatizados; basados en información sobre quiénes somos, qué hacemos en línea y adónde vamos; y a una escala que nunca antes se había visto) han cambiado el mundo a nuestro alrededor tanto de maneras positivas como dañinas, sin que la mayoría de nosotros nos diéramos cuenta.
Por supuesto, algunos de los beneficios son evidentes. Google y Facebook nos ofrecen productos y servicios (relativamente) útiles de forma gratuita, porque la publicidad paga las cuentas. Los anuncios también reducen el costo de cosas que usamos fuera de Google y Facebook. O podrían encarecerlas, lo cual explicaré más adelante.
Si buscas “vacaciones en Miami” en Google, envías una alerta muy clara de que podrías estar interesado en reservar una habitación de hotel. Si un hotel puede pagar un promedio de 1 dólar por cada nuevo cliente a fin de que su sitio web aparezca de manera prominente en esos resultados de búsqueda de Google (en vez de invertir 2 dólares por cada cliente si contrata un comercial de televisión) esas habitaciones de hotel podrían ser más baratas para nosotros.
Ese ejemplo está demasiado simplificado, pero se entiende la idea. Incluso si dices que odias los anuncios o que nunca usas Facebook, los anuncios en estos sitios tienen efectos benéficos que se extienden a otros.
No obstante, también existen grandes desventajas. Para vender anuncios, Google y Facebook normalizaron la guerra armamentista de datos, cuyo fin es recolectar tanta información como sea posible sobre nosotros. Ahora, las aplicaciones de bancos, tiendas de abarrotes y el clima están desenterrando cada detalle que pueden para vender sus propios anuncios. La publicidad digital también tiene un problema persistente con el fraude y las promesas excesivas que, en esencia, gravan todo lo que compramos.
Lo último que mencionaré es la máquina en movimiento perpetuo de grandiosidad. Google y Facebook son los mayores vendedores de publicidad en el mundo, en gran medida debido a que reúnen a la mayor cantidad de humanos en el mundo. Más personas se traduce en más lugares para vender anuncios.
Eso ha creado efectos que se extienden a compañías de entretenimiento, periódicos y propiedades en internet, los cuales intentan fusionarse o hacer cualquier cosa a su alcance para volverse más grandes. Me pregunto si tendríamos una economía y una vida en internet más saludables si Comcast, TikTok y casi cualquier otra compañía no estuvieran intentando amasar a la audiencia de humanos más grande que puedan (en parte para competir con Google y Facebook, y vender más anuncios).