El presidente ruso, Vladimir Putin, lanzó un inusual llamado este jueves y pidió al dirigente bielorruso Alexander Lukashenko, aliado suyo, a dialogar con la oposición, muy reprimida.
“Existen problemas, somos perfectamente conscientes, pero por supuesto que instamos al diálogo entre las autoridades y la oposición” bielorrusas, declaró Putin durante un discurso en Moscú.
Desde agosto de 2020, el régimen bielorruso ha reprimido de forma implacable las protestas organizadas contra la reelección de Lukashenko en las presidenciales, empañadas por acusaciones de fraude.
Varias personas murieron al margen de manifestaciones y centenares fueron encarceladas o forzadas al exilio.
En respuesta, Estados Unidos y la Unión Europea impusieron sanciones contra los responsables bielorrusos, incluyendo al propio Lukashenko.
Previamente, Putin había acusado a los países occidentales de “agravar” las tensiones con Ucrania y de hacer volar sus aviones militares muy cerca del territorio ruso.
“Nuestros socios occidentales están agravando la situación dotando a Kiev de modernas y letales armas y llevando a cabo provocadoras maniobras militares en el Mar Negro y en otras regiones cerca de nuestra frontera”, dijo Putin.
En lo que respecta al mar Negro, bombarderos occidentales “volaron a unos 20 kilómetros de nuestras fronteras y, como sabemos, transportan armas muy peligrosas”, añadió el mandatario ruso.
Putin reprochó además a los países occidentales de tomar “de manera superficial” las advertencias de Moscú sobre las “líneas rojas”.
Estas declaraciones se dan en un contexto de crecientes tensiones entre Moscú y los países occidentales.
La OTAN, Estados Unidos, Francia y Alemania han denunciado en los últimos días un aumento de las tropas rusas en las fronteras orientales de Ucrania, donde se libra una guerra con los separatistas prorrusos desde 2014.
Ese mismo año, Moscú se anexionó la península ucraniana de Crimea en represalia por una revolución prooccidental.
Rusia realizó maniobras militares a gran escala cerca de Ucrania en la primavera de 2021.
Ucrania, que en un principio había restado importancia al despliegue de fuerzas rusas en sus fronteras, cambió de tono el jueves, y pidió la entrega de armas a sus aliados occidentales.