El autor de la explosión de un taxi en noviembre en Liverpool, en el norte de Inglaterra, tenía la intención de matar, concluyó el jueves la justicia británica.
La bomba de Emad Al Swealmeen, de 32 años y origen iraquí, explotó el 14 de noviembre cuando se encontraba como pasajero en un taxi frente a un hospital para mujeres, en el momento de la conmemoración de las víctimas de las guerras.
Las fuerzas del orden consideran que se trata de un acto terrorista -en el que sospechoso murió y el conductor del taxi resultó herido-, aunque no se logró identificar ningún motivo ideológico.
Emad Al Swealmeen “armó el artefacto explosivo, diseñado para proyectar metralla, con intención letal”, dijo Andre Rebello, el forense encargado de establecer las circunstancias de la explosión, en sus conclusiones. “No está claro si era su intención que el dispositivo explotara en ese momento”, agregó.
La policía ya había precisado que la bomba casera, que contenía bolas metálicas, podría haber causado “numerosas heridas graves o inclusive muertes” si hubiera detonado en otras circunstancias.
La investigación reveló que Emad Al Swealmeen había preparado su ataque “al menos” desde el pasado mes de abril.
El juicio puso en evidencia partes del pasado del acusado, al que los medios de comunicación habían descrito como un solicitante de asilo a quien se le había denegado el pedido y se había convertido al cristianismo.
Según el forense, nació en Bagdad y fue encarcelado en Medio Oriente por agresión.
Era conocido por las fuerzas del orden en Liverpool por posesión de un arma.
Llegó al Reino Unido en 2014 con un pasaporte jordano y un visado británico.