Reflexiones del 2021 para reactivar el 2022

Reflexiones del 2021 para reactivar el 2022
Atacar a la empresa privada como fórmula de agitación política, es una vía que solo nos conducirá al fracaso. Foto, archivo.

Se requiere incrementar en el ciudadano su apego hacia la dignidad del trabajo, motor de movilidad social y mejoramiento de condiciones de vida. Los subsidios permanentes no dignifican al ser humano, en muchas ocasiones, mantienen la cruel dependencia de las redes clientelares.

La Asociación Panameña de Ejecutivos de Empresa, APEDE, ante la llegada del nuevo año, hace una profunda reflexión sobre los acontecimientos que se han vivido y que han puesto a prueba la resiliencia de los panameños y de la humanidad entera.

Panamá, a través de su equipo de salud y sus ciudadanos, destacó mundialmente con su cultura de vacunación y manejo eficiente y eficaz del proceso. Esto ha sido fundamental para detener el efecto ocasionado por la pandemia, que, lamentablemente, llenó de luto y dolor a muchas familias.  Ahora, nos corresponde ser responsables y seguir cuidándonos para poder enfocarnos en la reactivación económica del sector productivo, que lucha por recuperarse de un prolongado cierre de actividades que ha golpeado de forma terrible el trabajo, el crecimiento y el desarrollo. Toda evidencia indica que tocará aprender a vivir y convivir con COVID entre nosotros en los próximos años.

Desde APEDE, no hemos dejado un solo día, de luchar y aportar con nuestras ideas, propuestas y participación en todos los espacios de diálogo que se han creado, para lograr establecer las diferencias potenciales que existen entre tener las oportunidades y saber aprovechar las mismas. Esto ha sido posible gracias a la participación proactiva y profesional de muchos apedianos comprometidos con el país.

Por ello, nuestra asociación seguirá poniendo a disposición del debate nacional, las ideas que surgen de nuestras comisiones, capítulos y centros de competitividad que, a lo largo y ancho de nuestra nación, con optimismo, también reimaginan Panamá. Un Panamá más justo, equitativo e inclusivo.

Para caminar en esa dirección, debemos fortalecer el Estado de Derecho, en donde las leyes vigentes sean aplicadas iguales para todos, además de impulsar un movimiento que tienda a la desburocratización  y transparencia de la administración pública. El incremento de la informalidad debe llamarnos a la acción. Requerimos diversificar y reinventar nuestra economía y estimular la inversión para producir empleos de calidad a lo largo de todo el país que contengan esta tendencia.

Resulta urgente, implementar las políticas educativas, que sean necesarias, para conectarnos con el futuro. Educadores, padres de familia y directores deben apuntar en la misma dirección: el estudiante como centro y propósito de la educación. Sin una educación de calidad, es imposible alcanzar el desarrollo nacional.

Ante estas realidades pragmáticas, en un país en donde las oportunidades invaluables de nuestra posición geográfica, la capacidad logística, un Producto Interno Bruto, PIB, que no depende de una sola actividad económica, y, sin lugar a dudas nuestra paz social, deberán ser factores claves al momento de iniciar el arduo camino de la recuperación económica y social.

Por otro lado, se requiere incrementar en el ciudadano su apego hacia la dignidad del trabajo, motor de la movilidad social y del mejoramiento de sus condiciones de vida. Los subsidios permanentes no dignifican al ser humano y, en muchas ocasiones, mantienen la cruel dependencia de las redes clientelares. Por ello, debemos luchar por la generación de empleo digno.

Es esencial que se termine con la burocracia extravagante.  Hay que impulsar el emprendimiento, replicando programas e iniciativas como APEDE Recharge, el cual ha preparado a casi un centenar de emprendedores para el éxito. Hechos no palabras.

Necesitamos una verdadera UNIDAD NACIONAL, que busque mejorar las condiciones de vida del país, sobre la base de un plan que se asiente en la eficiencia y la productividad, con reglas claras que se cumplan y en la construcción de un Estado austero, donde las autoridades que nos piden sacrificios lo hagan dando el ejemplo y no por medio de la imposición o utilizando la estrategia del miedo.

Se debe promover una administración de justicia que sea rápida, imparcial, eficaz y con acrisolada transparencia. Que ejerza su rol de garante del imperio de la ley. Sin justicia es imposible profundizar la democracia y sin democracia es imposible vivir con progreso e igualdad. Los panameños somos capaces de lograr eso y mucho más.

Es así, con la frente en alto, que como Asociación, podemos levantar la voz cuando sentimos que el esfuerzo aún no es suficiente. No se puede aceptar la llamada crítica constructiva, de quien nunca ha construido nada ni tiene interés en hacerlo; pero cuando esa crítica viene de quienes aportan ideas y soluciones, entonces escuchemos atentamente, con el propósito de generar las políticas públicas que pongan al país en el camino correcto.

Atacar a la empresa privada como fórmula de agitación política, es una vía que solo nos conducirá al fracaso.  No caigamos panameños en esas redes; que el ejemplo de nuestros pueblos hermanos de Latinoamérica nos guíe para no cometer los mismos errores.

La libre empresa, con su espíritu creativo, es la manera idónea para desarrollar al máximo las fuerzas productivas de la República y con ello garantizar la paz social y el progreso. Entendiendo esa paz social como un activo invaluable, base para el progreso, que no se puede perder.

Tenemos el vigor, la pasión y la convicción para afrontar los retos de este nuevo año.   Panamá nos necesita, pero nos necesita unidos.

Que este 2022 sea el inicio de la anhelada recuperación productiva, que traiga mejores oportunidades para todos.

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