Los precios de la colección Barbie x Balmain son más elevados. Van desde los 295 dólares por una camiseta hasta los 42.494 dólares por un vestido emblemático, lo cual es mucho más que los precios habituales de Barbie.
Es la primera semana del año, pero ya ha comenzado la competencia para ganar el juego de la colaboración con marcas de moda edición 2022, esa carrera cada vez más intensa por conseguir el maridaje de marcas más llamativo y sorprendente.
Los primeros en jugar: Balmain, la casa de alta costura francesa y Barbie, la muñeca de plástico por excelencia. Quizá sea una señal oficial de que se está traspasando la nueva gran frontera en la moda: hacia el mundo de los juguetes. Aunque el matrimonio de la iconografía de Mattel con la iconografía material no es exactamente lo que uno esperaría.
No habrá ninguna muñeca: más bien es una colección de moda para adultos de 50 piezas inspiradas en Barbie. Es modelada por avatares de diversas razas e incluirá tres tokens no fungibles (NFT, por su sigla en inglés) de “looks” únicos que se subastarán en línea, cada uno de los cuales viene con un diseño en físico del tamaño de una muñeca, con lo que se extiende el alcance de Barbie al espacio de los coleccionables digitales.
Pero lo más significativo es que tanto la colección como los atuendos NFT son unisex: ropa para Barbie que elimina la separación entre Ken y Barbie.
Después de todo, incluso en la era de la primera vicepresidenta mujer, cuando Barbie y todos los anticuados estereotipos femeninos parecen irrelevantes, la colección es tan atractiva que no se le puede criticar nada. Fue diseñada con una pizca de ironía filtrada por unos lentes rosados y la enorme sonrisa de un niño que alguna vez sintió que no debía jugar con muñecas y ahora se le ha dado rienda suelta para reinventar a la más popular de todas.
“Tener a Barbie en mi ejército de Balmain, hacer una colección inspirada en ella en la que no haya ropa para caballeros o para damas, es mi pequeña venganza”, comentó Olivier Rousteing, el director creativo de Balmain. “Creo que Barbie representa un mundo de ensueño. No tiene nada de malo soñar, pero llevemos el sueño más lejos y no soñemos con los años cincuenta o sesenta, sino con el 2022. Para mí es mucho más que solo un proyecto comercial. Es algo muy emocional”.
Dice que hablaba a partir de su experiencia —“de niño sí jugué con Barbies y sí sentí algo de rechazo por eso”— que fue la razón por la que estaba interesado en llevar su relación con Mattel más allá de la fase de “vestir a la muñeca”.
Rousteing antes había creado conjuntos para la Barbie Claudia Schiffer y, en 2021, invitó a una Barbie y un Ken generados por computadora al desfile digital de Balmain. Además, él solo es uno de una larga lista de diseñadores que han creado ropa para la muñeca, incluyendo a Jean-Paul Gaultier, Michael Kors, Donatella Versace, Diane von Furstenberg y Karl Lagerfeld.
En 2009, para su 50.o aniversario, hubo un “desfile de modas de Barbie” especial en la semana de la moda de Nueva York, y en 2019, Barbie recibió el Homenaje de la Junta Directiva, un premio del Consejo de Diseñadores de Moda de América (CFDA por su sigla en inglés) que en otras ocasiones se le había dado a Michelle Obama y Cecile Richards de Planned Parenthood.
Pero esta colección lleva su influencia, y el concepto de inclusión, a un nivel más amplio.
En cuanto a la razón por la que Mattel estaba interesado, bueno, según Richard Dickson, presidente y director de operaciones de Mattel, la compañía cree que los juguetes tienen el potencial de ser un accesorio de moda creíble, así como los bolsos y los perfumes.
“Cuando combinas la seriedad de la alta costura con juguetes divertidos, creas algo muy poderoso”, afirmó Dickson. Resulta que Mattel tiene cierta experiencia en este campo, ya que en octubre creó una edición limitada del Cadillac de Hot Wheels con Gucci. Según Dickson, los autos de juguete —5000 cochecitos en total, a un precio de 120 dólares cada uno— se agotaron en cuestión de minutos.
Los precios de la colección Barbie x Balmain son más elevados. Van desde los 295 dólares por una camiseta hasta los 42.494 dólares por un vestido emblemático, lo cual es mucho más que los precios habituales de Barbie, pero menos que los clásicos de Balmain, cuya camiseta básica con el logotipo se vende a 495 dólares. (Nadie sabe a cuánto se venderán los NFT dado el actual furor por los coleccionables digitales; la subasta será a partir del martes hasta el 14 de enero).
El punto, explicó Dickson, es que, así como aquellos que aspiran a una bolsa Chanel pueden empezar comprando una botella de Chanel No. 5, los que sueñan con un vestido de Balmain pueden empezar con un accesorio de Barbie x Balmain.
“La gente está buscando optimismo y alegría, sobre todo ahora que la vida es tan pesada”, sostuvo. “Por definición, los juguetes son eso”. Que la misma definición pueda usarse para la moda es uno de los puntos de convergencia.
Además, es cierto que es difícil mirar la colección Barbie x Balmain sin esbozar una sonrisa, a pesar de la dulzura sacarina de la paleta de colores, que va del fucsia al rosa mexicano (en otras palabras, no va muy lejos), con algunos blancos, azules y amarillos como acentos.
Hay bolsos gigantes y esponjosos con Balmain París garabateado en letra cursiva de Barbie bajo el logotipo de Balmain de los años setenta y bolsas de plástico transparente que parecen cajas de muñecas Barbie; trajes de satén de seda en color rosa pastel con sacos estilo kimono y conjuntos de pijamas cortas a rayas; minivestidos de discoteca con lentejuelas y un vestido corte sirena sin tirantes.
También, overoles, sudaderas y chamarras en tejido bouclé con hombreras y botones dorados.
La combinación de kitsch puro y bobo con cultura pop y alta costura funciona con un éxito sorprendente.
La colección añade frivolidad a las poderosas hombreras ochenteras y los elaborados vestidos de Rousteing, que a veces se sienten demasiado recargados, y eleva el nivel para las colaboraciones. Al igual que el episodio de “Los Simpson” de Balenciaga, hace que el comentario social y cultural forme parte de la oferta de valor.
Y al hacerlo, da crédito a la predicción de Dickson de que pronto el complejo industrial de la moda y los juguetes “va a ser un negocio completamente nuevo”.