El presidente Joe Biden parecía reconocer este jueves que ha perdido en su intento de lograr que se aprobaran leyes sobre el acceso al voto en el Congreso, al no conseguir convencer a todo su Partido Demócrata para que lo respaldara.
Y no fue el único golpe del día. Sufrió otro igual de doloroso: la Corte Suprema falló en contra de que la vacuna anticovid sea obligatoria en las grandes y medianas empresas, una medida clave de su gobierno para controlar la propagación de la variante ómicron.
A su salida de un almuerzo con los senadores demócratas, Biden pareció aceptar que había pocas posibilidades de que se aprobaran las dos leyes de protección electoral.
“Espero que lo consigamos pero no estoy seguro”, dijo. “Al igual que cualquier otro proyecto de ley importante de derechos civiles presentado, si fallamos la primera vez, podemos regresar e intentarlo por segunda vez”, añadió.
Biden acudió al Congreso para tratar de convencer a los demócratas de que aceptaran cambiar una regla del Senado para poder aprobar los proyectos de ley a pesar de la frontal oposición republicana.
Pero incluso antes de que llegara al almuerzo con los congresistas, la senadora demócrata Kyrsten Sinema pronunció un discurso en el que explicó que aunque respaldaba los proyectos de ley sobre el acceso al voto, no estaba de acuerdo en cambiar la regla, conocida como filibusterismo.
Sinema dijo que pasar por alto el filibusterismo, que requiere una mayoría de 60 votos de 100 y, por lo tanto, cierto apoyo republicano para un proyecto de ley demócrata, profundizaría la “espiral infernal de división”. “Para proteger nuestra democracia (…) no se puede lograr a través de un solo partido”, dijo.
Biden iba al Capitolio con la esperanza de convencer a Sinema y a otro reticente, el senador Joe Manchin.
El presidente argumenta que los proyectos de ley nacionales sobre el derecho al voto son vitales para preservar la democracia estadounidense contra los intentos republicanos de excluir a los votantes negros y a otros, predominantemente demócratas, a través de una serie de leyes promulgadas recientemente a nivel local.
Cuando falta una semana para que cumpla un año en el cargo, el índice de popularidad de Biden entre la opinión pública es inferior al 40% y los republicanos están bien posicionados para quitar el control del Congreso a los demócratas en las elecciones de mitad de mandato que se celebrarán en noviembre.
“Lo que está en juego no es nada menos que nuestra democracia”, dijo Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes y aliada clave de Biden.
– El filibusterismo –
Pero irónicamente, en un momento de divisiones implacables entre partidos, los republicanos no son el mayor problema de Biden.
Los demócratas controlan el Senado por solo un voto y eso no es suficiente, según las reglas actuales, para aprobar la mayoría de las leyes.
El filibusterismo ha permitido a los republicanos entorpecer el trabajo de los demócratas en el Senado durante los últimos 12 meses.
Esta vez Biden pedía a su partido crear una excepción al obstruccionismo que permita cambiar la regla temporalmente y votar los proyectos de ley electorales por mayoría simple, pasando por alto a los republicanos.
El problema es que cambiar la norma requeriría la aprobación demócrata unánime y hasta ahora Sinema y Manchin se oponen.
Si no consigue convencerles los dos proyectos de ley morirán.
Un escenario similar ocurrió hace un mes cuando el paquete social y climático Build Back Better (Reconstruir Mejor) de 1,7 billones de dólares se hundió porque Manchin se negó a apoyarlo.
La portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, dijo que los estadounidenses aplaudirán a Biden al menos por haberlo intentado.
“La mayoría de la opinión pública estadounidense eligió al presidente para hacer cosas difíciles y luchar por cosas difíciles, incluida la lucha por problemas que pueden parecer una batalla cuesta arriba”, declaró el miércoles.
Sin embargo, con su prestigio en juego, Biden se encuentra en una situación incómoda.
Muchos afroamericanos votan por los demócratas y algunos líderes influyentes ya han criticado a Biden por hacer muy poco y demasiado tarde por las leyes electorales, un tema delicado por la historia de racismo e intentos de restringir los votos de la población negra.
Paralelamente, los republicanos acusan a Biden de haber abandonado sus raíces centristas y de haberse pasado a la extrema izquierda.
El discurso que Biden pronunció el martes en Atlanta (Georgia) diciendo que las leyes del acceso al voto son una herramienta vital para preservar los derechos democráticos fue “divisivo” y “pura demagogia”, estimó el miércoles el senador republicano Mitch McConnell.