No seamos testarudos

No seamos testarudos
Ahora con la nueva variante Ómicron, el contagio de covid-19 se multiplica rápidamente en todos los países del mundo y en Panamá. Foto, archivo.

Actualmente, hay 300 mil personas contagiadas que se encuentran en aislamiento o cuarentena, pero si continuamos irrespetando las normas tendremos un país sumido en pérdida de empleos, cierre de empresas y más muertes.

Muchas personas testarudas en Panamá desconfían todavía de la eficacia de las vacunas contra el covid-19 y por eso se niegan a inmunizarse y continúan poniendo en peligro sus vidas y las de sus familias y de otras personas con las cuales interactúan diariamente.

Ahora con la nueva variante Ómicron, el contagio de covid-19 se multiplica rápidamente en todos los países del mundo y en Panamá. Y, pese a eso, miles de personas en el mundo aún se manifiestan en contra de las medidas de bioseguridad que han implantado las autoridades sanitarias.

Estas personas, que no respetan su propia vida, no han logrado que se retrotraigan las medidas y solo han permitido que aumenten los decesos por el descuido. No han dejado de cejar en sus deseos de convencer a sus compatriotas de no inyectarse. Pero muchas de las casi ocho mil personas que han muerto en Panamá no contaban con el esquema de vacunación exigidas por las autoridades de Salud.

En Panamá han muerto ya casi ocho mil personas y no debemos permitir más decesos. Entonces, debemos procurar que la vida continúe en el país. Sin embargo, si seguimos festejando como las más de cinco mil personas que disfrutaban de actividades bailables en Panamá Este y Chiriquí en balnearios y otros locales, solo contribuiremos a aumentar los contagios.

Actualmente, hay 300 mil personas contagiadas que se encuentran en aislamiento o cuarentena, pero si continuamos irrespetando las normas tendremos un país sumido en pérdida de empleos, cierre de empresas y más muertes. Los que no acaten las normas de bioseguridad tendrán que pagar las consecuencias, entre ellas, la muerte.  Si las personas siguen comportándose desaforadamente, las autoridades tendrán que implantar la vacunación obligatoria porque es su deber velar por la seguridad y la vida de la población. No quedará otro recurso.

 

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