El primer “Gigante virtual” es un éxito

El primer “Gigante virtual” es un éxito
El año pasado, once estudiantes de Panamá, Panamá Oeste, Coclé, Colón, Los Santos, Chiriquí y Bocas del Toro participaron en el curso “Introducción a las Ciencias Biológicas de Campo”, mejor conocido como el curso de Gigante, de manera virtual. Foto, Daniel Medina.

Luego de tres décadas de impartirse anualmente, el curso introductorio a las ciencias biológicas de campo del Smithsonian se suspendió por la pandemia, pero en 2021 hizo un regreso digital.

Cada año, un grupo de estudiantes panameños aprende sobre biología tropical en el curso “Introducción a las Ciencias Biológicas de Campo”, mejor conocido como el curso de Gigante. Durante el entrenamiento de dos semanas, que lleva el nombre de la Península Gigante del Monumento Natural de Barro Colorado, los jóvenes científicos en formación toman lo aprendido en las aulas y lo llevan a la práctica, de la mano de investigadores del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI) y otras instituciones.

Un componente fundamental de este curso y del trabajo de campo es, justamente, poder estar en “campo”, algo que durante los últimos dos años se ha visto limitado por causa de la pandemia por COVID-19. Primero, debido a las restricciones de movilidad impuestas en Panamá en el 2020 y segundo, porque gran parte de la educación y el trabajo en el país se mantuvo en modalidad virtual durante el 2021.

Con estas limitaciones en mente, pero con la convicción de que la educación en ciencias debe continuar y gracias al impulso de la científica de STRI Sabrina Amador, en agosto de 2021 el curso de Gigante se impartió de manera virtual a 11 estudiantes de Panamá, Panamá Oeste, Coclé, Colón, Los Santos, Chiriquí y Bocas del Toro.

“Este curso se dicta todos los años desde finales de los años ochenta, pero en 2020 no se ofreció por la pandemia”, expresó Adriana Bilgray, gerente de programas académicos. “Este año decidimos arriesgarnos y ofrecerlo de manera virtual, y así motivar a los estudiantes para que saquen a flote su creatividad, abrirles la mente y decirles: ‘pueden hacer ciencia desde donde estén”.

A lo largo de dos semanas, una serie de expositores e investigadores de STRI y otras instituciones de diferentes partes del mundo, como Costa Rica, Canadá, Alemania, México y Brasil, se comprometieron con el curso de Gigante virtual. Entre ellos, Daniel Medina y Rosannette Quesada-Hidalgo como sus coordinadores, y varios otros que brindaron charlas o asesoraron a los estudiantes en sus proyectos de investigación.

Durante el curso, cada estudiante realizó 4 proyectos de investigación grupales, algunos incluso entre estudiantes de distintas provincias, lo que les permitió realizar experimentos con muestras de diversas áreas del país (muchas veces, desde el patio de sus casas).

Por ejemplo, un estudio que exploró la abundancia de artrópodos terrestres en ambientes húmedos y secos pudo hacer comparaciones entre cuatro provincias: Bocas del Toro, Chiriquí, Coclé y Los Santos. Otro experimento, sobre las preferencias de insectos, en cuanto a los colores de las flores, contó con muestras de las provincias de Colón, Panamá Oeste, Los Santos y Panamá.

 

Volvió el Gigante
Cada participante del curso de Gigante virtual realizó un proyecto individual, sobre una diversidad de temas y organismos de estudio, desde hongos y ácaros, hasta arañas, hormigas, mariposas, abejas y flores. Foto, Rosannette Quesada-Hidalgo (Costa Rica), Gabriela Rodríguez (ciudad de Panamá).

Cada participante del curso de Gigante, además, realizó un proyecto individual, sobre una diversidad de temas y organismos de estudio, desde hongos y ácaros, hasta arañas, hormigas, mariposas, abejas, flores e incluso calidad del agua.

A pesar de no poder compartir en persona y de las dificultades para realizar sus proyectos de investigación sin estar propiamente “en el campo”, los estudiantes del curso (Los Gigantes) nunca perdieron la motivación y las ganas de aprender. En el “mural virtual” que crearon para expresar sus pensamientos, sugerencias e ideas, uno de ellos reflexionó sobre la experiencia:

“Este curso me enseñó lo importante que es la ciencia y lo lindo que es cuando se hace con responsabilidad, empatía y respeto, sin oprimir las ideas de los demás”, dijo.

“Estos Gigantes representan un ejemplo extraordinario de cómo integrar el poder de la observación con la curiosidad y la creatividad para realizar fantásticos proyectos de ecología en el trópico”, señalaron los coordinadores, Daniel Medina y Rosannette Quesada-Hidalgo. “A pesar de contar con pocos recursos y de estar en ambientes poco relacionados con el esquema de un curso de biología de campo”.

 

Volvió el Gigante
A pesar de dictarse de manera virtual debido a la pandemia, por tratarse en esencia de un curso “de campo”, los estudiantes hicieron experimentos en sus patios, en sus balcones, o en los alrededores de sus hogares. Foto, Eunice Tapia.

 

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