Estas Olimpiadas son las terceras en las que Rusia compite bajo las restricciones que le impusieron, debido a un extenso esquema de dopaje y encubrimiento con respaldo del Estado, que ocurrió en Sochi, en los Juegos Olímpicos de los que fue sede en 2014.
PEKÍN — Dentro de la burbuja olímpica, todos simplemente les llaman “los rusos”.
Los organizadores olímpicos prefieren designarlos de manera colectiva como el “Comité Olímpico Ruso” para no decir el nombre del país, su bandera ni himno como castigo por los escándalos de dopaje del pasado.
Sin embargo, en los eventos, solo son rusos, como cuando alguien dice “Los rusos lucieron muy bien hoy” o “¿Rebasó a la rusa?”.
Porque, sin importar el nombre, siguen siendo una fuerza en los Juegos Olímpicos, son segundos en el medallero detrás de Noruega y siempre están bajo el escrutinio, ya sea por motivos competitivos o de otro tipo.
Estas Olimpiadas son las terceras en las que Rusia compite bajo las restricciones que le impusieron debido a un extenso esquema de dopaje y encubrimiento con respaldo del Estado que ocurrió en Sochi, en los Juegos Olímpicos de los que fue sede en 2014.
La semana pasada, se reveló que su estrella del patinaje artístico, una chica de 15 años llamada Kamila Valieva, quien es una fuerte candidata a ganar la medalla de oro en el evento individual a celebrarse el jueves, había dado positivo por una sustancia prohibida varias semanas antes de los juegos. Aunque la ceremonia de las medallas se pondría en pausa si Valieva termina entre las primeras tres, se le ha permitido patinar mientras se investiga su caso, para el disgusto de algunos competidores.
Esto, además del trasfondo de la amenaza de una invasión de Rusia a Ucrania, ha aumentado la atención puesta sobre los rusos.
A menudo, a los deportes se les considera una guerra sin balazos, pero, en los Juegos Olímpicos de Invierno, a veces hay balazos. Los atletas rusos y ucranianos, entre otros, están compitiendo los unos contra los otros en biatlón, el cual combina esquíes y rifles. Han esquiado y disparado de cerca; nadie ha salido herido.
Sin embargo, el espíritu cooperativo de los juegos no ha detenido los cuestionamientos.
“No creo que estemos en la posición de debatir ningún asunto político durante las competencias, porque las Olimpiadas se concibieron para promover la unidad y no la hostilidad y todos estamos aquí con el objetivo de fomentar nuestra causa común”, opinó Denis Spitsov, un esquiador de fondo, tras ganar una medalla de oro el domingo. “Estamos aquí para ganar, así que dejémosles la política a los políticos”.
Y aunque puedan representar a sus países, los deportistas son atletas que suelen mostrar buen espíritu deportivo y camaradería debido a los meses o años de estar en el mismo circuito competitivo. Basta con ver a un esquiador acrobático ruso que abraza a uno ucraniano después de que ganaron medallas el miércoles.
Cuando Eduard Latypov, un biatleta ruso, dio positivo por coronavirus y tuvo que aislarse el mes pasado en Alemania, Erik Lesser, un competidor alemán, le prestó una bicicleta para que pudiera continuar con su entrenamiento. “Me ayudó como un amigo y eso tiene un gran valor”, comentó Latypov tras ganar una medalla de bronce. “Ese tipo de gestos es una muestra de lo que es la familia del biatlón”.
Es difícil saber hasta dónde ha afectado que los juegos se celebraran en China para tomar la decisión de si se debe alzar la voz y cómo, si es que se llega a hacer. Después de que Vladyslav Heraskevych, un atleta ucraniano de trineo simple, mostró un letrero que decía “No a la guerra en Ucrania”, el comité olímpico se rehusó a castigarlo porque lo consideró un “llamado general a la paz”.
Y cuando se trata de las preguntas sobre dopaje, la mayoría de los atletas no revela sus sospechas al público, al menos durante las Olimpiadas. Consideremos que los rusos, limpios o no, a menudo son los mejores en cualquier deporte, ¿y quién no quiere ir en contra del mejor?
“Rusia es superbuena”, opinó Madelein Dupont, una jugadora danesa de curlin, después de que su equipo venció a Rusia en un partido de una ronda de todos contra todos. “No es ningún secreto. Es uno de los mejores equipos del mundo, sin duda; lo ha sido durante mucho tiempo. Y vencer a este equipo es un gran logro”.
Por supuesto, no todo el mundo es tan entusiasta sobre la participación de los rusos en estas Olimpiadas. El martes, los comentaristas estadounidenses se quedaron callados durante la breve transmisión de la participación de Valieva y Adam Rippon, el entrenador de una de las estadounidenses, expresó con vehemencia que a Valieva no se le debería permitir continuar en la competencia después de que dio positivo por un fármaco prohibido.
No obstante, a pesar de la nube del dopaje de Sochi, los atletas rusos están hartos de que los culpen por asociación.
“Creo que está mal hacernos esas preguntas. No se logran estos resultados, no te vuelves un campeón olímpico de la nada, porque se requieren años y años de entrenamiento”, comentó después de una carrera Alexander Bolshunov, un esquiador de fondo ruso.
“No sé nada sobre Kamila y estoy harta de estas preguntas”, opinó en inglés Nadezhda Sergeeva, competidora rusa de bóbsled. “Estas son mis Olimpiadas. No sé nada de este equipo. Y vine aquí a competir y todo el mundo me pregunta sobre Kamila. Esta es mi competencia. No lo sé”.
La muestra positiva de Valieva ocurrió el 25 de diciembre en el campeonato nacional ruso, pero el laboratorio se tardó casi siete semanas para procesarla, una demora que forma parte de la investigación. Los únicos atletas que han dado positivo en los juegos son un esquiador iraní, Hossein Saveh Shemshaki, quien terminó en el lugar 84 en la única carrera que finalizó, y una esquiadora ucraniana, Valentyna Kaminska, quien terminó en los lugares 70 y 79 en sus dos carreras individuales.