La hoja de maple, en vez de arce, es un desliz que cometen muchos periodistas que desconocen que la primera palabra es en inglés y la segunda en español. Confunden a los lectores usando palabras en inglés cuando tienen sus correspondientes vocablos en español.
¿Tomarán en serio muchos periodistas, jóvenes y viejos, su papel de comunicadores en la sociedad panameña? La pregunta surge debido a los constantes desatinos que cometen con la lengua española. Se presume que, si se han educado en una universidad, deberían velar por mantener saludable el idioma y tratar de ser lo más comedidos con él en su empleo.
Hace algunos años, los medios, sobre todo los periódicos, contaban con correctores de estilo que enmendaban los errores que se cometían en la redacción de las noticias. Ahora los han eliminado a todos, y con ello solo han logrado desmejorar su presentación lingüística y han llenado los escritos de absurdos impropios del español. Realmente, se requiere de los correctores de estilo, porque el programa informático que los ha suplantado no puede realizar el trabajo de un ser humano, porque no piensa y no conoce de sintaxis ni de vocabulario correcto.
Los programas de corrección de las computadoras solo dicen: “La revisión ortográfica y gramatical ha finalizado”. Es fácil de comprobar. Con solo buscar “Ortografía y Gramática” en “Herramientas” en la computadora y someter un texto con errores al programa, el resultado será igual.
Los responsables de instruir a los lectores mediante la difusión de materiales escritos deben preocuparse más por ofrecer un producto más elaborado en español y no tratar a los lectores como si fueran atrasados mentales que tienen que aceptar cualquier bazofia que se les entrega diariamente.
Con los titulares vulgares de los llamados tabloides sensacionalistas y la sintaxis enmarañada con que redactan las noticias sobre delitos de cualquier naturaleza, el idioma español empieza a perder su naturalidad y belleza. Nadie quiere decir que deban escribir noticias y artículos en forma poética, pero que, por lo menos, mantengan la cordura y la mesura en el empleo de la lengua.
La hoja de maple, en vez de arce, es un desliz que cometen muchos periodistas que desconocen que la primera palabra es en inglés y la segunda en español. Confunden a los lectores usando palabras en inglés cuando tienen sus correspondientes vocablos en español.
Si contaran con correctores de estilo formados en la Universidad de Panamá, se ahorrarían las críticas que unos cuantos expertos les arrojan cuales dardos silenciosos todos los días cuando tienen los periódicos en sus manos. Pero estas críticas no llegan a los responsables de estas empresas.
No se explica por qué algunas personas se toman la molestia de estudiar la carrera de Corrección de Estilo en una universidad, si no van a ser tomados en cuenta en los medios de comunicación para realizar esta labor tan importante en la educación de los panameños y extranjeros que leen diariamente los periódicos y escuchan la radio y la televisión.
Pero no solo estas empresas necesitan de un corrector de estilo, sino también las editoriales, las imprentas, empresas privadas y, sobre todo, las entidades públicas, de donde salen bellezas lingüísticas que merecen atención.
Para ponerle punto final a esta disquisición, se reproduce parte de una noticia leída hace unos días: “…se reconsideró artículos para mantener o devolver las licencias con sueldos para representantes y alcaldes…” Si contaran con un corrector, de seguro no dejaría pasar ese reconsideró, sino que lo tacharía y escribiría reconsideraron. Ahora, no es la primera vez que se ve este error gramatical en los medios.