Además de visitar Kinshasa, los reyes también viajarán a la sureña Lubumbashi, la segunda ciudad del país y capital de la provincia de Alta Katanga, y a la urbe de Bukavu, en el este del país.
El rey Felipe y la reina Matilde de Bélgica llegaron este martes a la República Democrática del Congo (RDC), excolonia del país europeo, en el inicio de una visita oficial que durará hasta el próximo 13 de junio.
Felipe y Matilde fueron recibidos en el Aeropuerto Internacional de N’Djili en Kinshasa, al pie de la escalerilla del avión, por el presidente de la RDC, Félix Tshisekedi, y la primera dama, Denise Nyakeru, quienes les agasajarán esta noche con una cena privada.
La pareja real mantendrá reuniones con Tshisekedi, así como con otros políticos del país, grupos de la sociedad civil, investigadores y estudiantes, indicó la Presidencia en un comunicado.
En los actos previstos en la capital destaca la reunión que este miércoles celebrarán el rey, el presidente y sus respectivos ministros en el Palacio de la Nación, residencia oficial del jefe del Estado congoleño.
Tras ese encuentro, Felipe y Tshisekedi pronunciarán sendos discursos en la explanada del Palacio del Pueblo, sede del Parlamento de la RDC.
Además de visitar Kinshasa, los reyes también viajarán a la sureña Lubumbashi, la segunda ciudad del país y capital de la provincia de Alta Katanga, y a la urbe de Bukavu, en el este del país.
En Bukavu se entrevistarán con el ginecólogo y premio Nobel de la Paz Dénis Mukwege, conocido por operar a las mujeres que han sobrevivido a la violencia sexual en la parte oriental de la RDC.
Los reyes de los belgas encabezan una delegación compuesta por el primer ministro, Alexander De Croo, y la ministra de Cooperación para el Desarrollo, Meryame Kitir, entre otros.
El ministro de Comunicación de la RDC, Patrick Muyaya, anunció esta visita como una oportunidad de mejorar las relaciones entre ambos países, especialmente su “cooperación” económica y militar.
“No hemos olvidado el pasado, pero miramos hacia el futuro. (…) El futuro es más importante que el pasado”, añadió Muyaya en una rueda de prensa celebrada este lunes en Kinshasa.
Por su parte, el ministro de Relaciones Exteriores de la RDC, Christophe Lutundula, adelantó que Bélgica pondrá a disposición del Gobierno congoleño 250 millones de euros que serán usados en varios programas desde 2023 hasta 2027.
Lutundula también indicó que las negociaciones con Bélgica para devolver obras de arte congoleñas expoliadas durante el período colonial avanzan a buen ritmo.
Esta es la primera vez que la Casa Real belga visita la RDC desde el viaje que el rey Alberto II y la reina Paola hicieron en 2010 con motivo del cincuentenario de la independencia congoleña.
Inicialmente, el viaje estaba previsto del 6 al 10 de marzo pasados, pero se pospuso tras el inicio de la guerra en Ucrania, según el Gobierno congoleño.
La visita tendrá lugar después de que, el 30 de junio de 2020, el rey Felipe reconociera por primera vez la “violencia y crueldad” ejercidas en el Congo bajo el reinado de su antecesor Leopoldo II (1865-1909), en una carta enviada a Tshisekedi por el sexagésimo aniversario de la independencia del país africano.
La misiva, en la que el rey expresaba su “profundo pesar”, pero no pedía disculpas, constituyó el primer reconocimiento oficial por parte de la monarquía belga de las atrocidades cometidas durante el reinado de Leopoldo II.
Durante la Conferencia de Berlín en 1885, el Congo fue declarado propiedad privada del Leopoldo II, quien lo administró bajo el nombre de Estado Libre del Congo hasta 1908, cuando pasó a ser una colonia de Bélgica hasta su independencia, en 1960.
Bajo el mandato de ese monarca, se produjo una explotación masiva de los recursos naturales del Congo para la que se utilizó a la población autóctona en condiciones de esclavitud.
Ese régimen aplicó un sistema de terror en el que fueron comunes los castigos atroces, en particular la mutilación de las manos, y se produjeron asesinatos en masa.
Aunque no hay una cifra exacta, expertos calculan que murieron entre cinco y diez millones de personas.