El Estado colombiano, bajo la presidencia entonces de Juan Manuel Santos, inició en 2017 un diálogo con el ELN, que quedó suspendido primero y luego paralizado definitivamente durante el Gobierno de Iván Duque.
La ONU y los miembros de su Consejo de Seguridad celebraron este jueves el compromiso con la paz expresado por el presidente electo de Colombia, Gustavo Petro, y su voluntad de impulsar un diálogo nacional y negociar con los grupos armados que siguen activos.
“La Administración entrante tiene una tremenda oportunidad y responsabilidad de acelerar la implementación del acuerdo de paz. Hay buenos motivos para el optimismo y creo que Naciones Unidas y la comunidad internacional deben hacer todo lo posible para ayudar”, señaló el enviado de la organización para Colombia, Carlos Ruiz Massieu.
El diplomático mexicano presentó al Consejo de Seguridad el último informe sobre la situación en Colombia, en el que destacó entre otras cosas el plan de Petro para construir un gran acuerdo nacional y su proyecto para una “paz total”, lo que incluye conversaciones con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y otros grupos armados.
A principios de mes, el político izquierdista dijo que ofrecerá a la guerrilla del ELN y a “todas las agrupaciones armadas” sumarse a un “cese el fuego bilateral” para comenzar negociaciones judiciales y, en algunos casos, políticas.
Varios miembros del Consejo de Seguridad destacaron hoy la importancia de ese paso y dejaron claro que apoyarán el proceso en lo posible, tal y como hicieron con las negociaciones con las FARC que desembocaron en el Acuerdo de Paz de 2016.
El Estado colombiano, bajo la presidencia entonces de Juan Manuel Santos, inició en 2017 un diálogo con el ELN, que quedó suspendido primero y luego paralizado definitivamente durante el Gobierno de Iván Duque.
La vicepresidenta saliente, Marta Lucía Ramírez, presente en la reunión de hoy, subrayó que su Gobierno también quería negociar con el grupo, pero exigía que el ELN suspendiera los secuestros y el reclutamiento de niños.
Ramírez reclamó que cualquier acuerdo que haya en el futuro con esta guerrilla incluya compromisos claros para obtener información sobre las rutas y logística del narcotráfico, un asunto que a su juicio fue un “aspecto débil” del pacto sellado con las FARC.
EL PROBLEMA DE LA VIOLENCIA
Pese a que en general la ONU sigue viendo este proceso de paz como un éxito histórico, la organización denunció hoy, una vez más, la necesidad de hacer más para acabar con la violencia contra ciertas minorías, contra activistas y contra exguerrilleros.
Ruiz Massieu, en ese sentido, destacó el reciente asesinato del exlíder de las FARC Ronald Rojas, conocido como “Ramiro Durán” y que lideraba procesos de reincorporación de desmovilizados, y recordó que desde la firma del Acuerdo han sido asesinados 331 excombatientes.
“Su seguridad tiene que garantizarse”, insistió el representante de la ONU, que lamentó además que grupos armados ilegales sigan atacando a líderes locales en áreas del país con poca presencia del Estado.
Las potencias del Consejo de Seguridad coincidieron en que la inseguridad sigue siendo el principal problema, con algunos países como Francia que se mostraron especialmente preocupados.
“La violencia continua en Colombia amenaza el Acuerdo de Paz. Las garantías de seguridad son insuficientes”, señaló en nombre de la delegación francesa Wadid Benaabou, que exigió al Estado un refuerzo de su presencia en zonas “históricamente ignoradas” y más oportunidades socioeconómicas para las poblaciones de las zonas más afectadas.
Rusia, por su parte, confió en que el Gobierno de Petro opte por restablecer las relaciones con la vecina Venezuela, especialmente en lo relativo a la seguridad fronteriza, lo que para Moscú supondría un “golpe” para el crimen que afecta a esa región.
COMISIÓN DE LA VERDAD
El otro elemento destacado de la reunión celebrada hoy por el Consejo de Seguridad fue la presencia del presidente de la Comisión de la Verdad de Colombia, el sacerdote Francisco de Roux, quien presentó algunos de los elementos del informe final que el órgano dio a conocer a finales de junio.
De Roux consideró que Colombia debe convertirse en un “paradigma mundial de la reconciliación después de tanto sufrimiento”, acabando con una guerra que “daña todo lo que toca”.
Según dijo, es necesario acabar con el sistema de “seguridad armada” que ha imperado durante décadas y buscar también una solución al problema del narcotráfico que no sea por la vía de la fuerza.
“Colombia tiene que salir del narcotráfico y estamos convencidos que en Colombia los caminos de la guerra tienen que terminarse”, dijo en una conferencia de prensa.