El significado de la máxima es obvio: si uno no tiene inteligencia, memoria, rapidez de mente o buen razonamiento, por mucho que vaya a la universidad no los tendrá nunca. Las cualidades innatas de uno son las que son y no se aprenden.
“Lo que la naturaleza no da, Salamanca no presta”. Este axioma, atribuido al filósofo y escritor español Miguel de Unamuno, ex rector de la Universidad de Salamanca, va dirigido especialmente a condenar a todos aquellos que, a pesar de haber estudiado, no presentan capacidad intelectual ni cultura general. Esto significa que no importa cuán excelente haya sido la reputación del centro, si la naturaleza no le ha dado inteligencia, aplicación ni sentido común para asimilar las enseñanzas.
Para muchos no tiene sentido el aforismo, pues ellos han llegado a escalar puestos en entidades públicas y privadas gracias a mentores políticos y familiares a los cuales no les ha importado que no sepan desenvolverse porque lo que interesa es que ganen buen salario. Y así se han pasado toda la vida como verdaderos chupasangres y vividores de las arcas públicas y privadas.
Entre estos abusadores encontramos profesores académicos que han llegado a ocupar cátedras en las universidades sin haber pasado por el tamiz necesario para acogerlos como docentes, sino que han llegado allí gracias a las manos de autoridades de esos centros.
Estos farsantes se dan golpes en sus oquedades, donde no tienen nada, argumentando que tienen títulos universitarios de maestría, pero no pueden sustentar los aprendizajes. Sin embargo, como buenos advenedizos, no escatiman esfuerzos para lisonjear a los que les han ayudado a escalar los puestos que ostentan.
Y no solo se trata de los políticos, sino también de otros estamentos de la vida social panameña. Entre ellos podemos mencionar a periodistas y profesores universitarios.
El significado de la máxima es obvio: si uno no tiene inteligencia, memoria, rapidez de mente o buen razonamiento, por mucho que vaya a la universidad no los tendrá nunca. Las cualidades innatas de uno son las que son y no se aprenden.
Lo cierto es que es una sentencia un poco incisiva y desesperanzadora, Asegurar a bombo y platillo que lo que la naturaleza no da, Salamanca no lo presta, sería también una buena excusa para los malos estudiantes.