Nacido en Managua, Alexis Argüello júnior, creció en Miami, aunque también vivió durante un mes en el Caesars Palace de Las Vegas cuando su padre se entrenaba para su segunda pelea con su principal rival, Aaron Pryor.
CANASTOTA, Nueva York — Mientras el maestro de ceremonias de la investidura del Salón Internacional de la Fama del Boxeo daba la bienvenida a los aficionados, reconoció una cara familiar y le hizo señas para que subiera al escenario.
Este es Alexis Argüello júnior, dijo, el hijo del campeón de boxeo. El público aplaudió y el anfitrión le ofreció el micrófono.
“Eso era lo último que esperaba”, comentó Alexis júnior después. “Pensé: ‘No, no quiero el micrófono’”.
Nunca lo ha querido, pero se lo han dado toda la vida.
Ser el hijo de un deportista famoso puede conllevar privilegios inigualables y un escrutinio desconcertante. Pero cuando la fama va automáticamente unida al nombre, las expectativas son más grandes, sobre todo en un deporte en el que decenas de homónimos han intentado emular, golpe a golpe, a sus célebres padres.
Alexis Argüello sénior, ganó títulos en tres categorías de peso y fue nombrado por The Associated Press como el mejor peso ligero júnior del siglo XX. Dueño de uno de los bigotes más memorables del boxeo, Argüello, sénior, fue venerado en su Nicaragua natal y elegido alcalde de Managua antes de que las autoridades declararan que se había suicidado en 2009, a los 57 años.
Nacido en Managua, Alexis Argüello júnior, creció en Miami, aunque también vivió durante un mes en el Caesars Palace de Las Vegas cuando su padre se entrenaba para su segunda pelea con su principal rival, Aaron Pryor. Su infancia fue un caleidoscopio, pasando de un estilo de vida dorado, con barcos, autos y casas, a otro humilde, perjudicado por los excesos de su padre.
La única constante era la fama, y a veces interfería. Cuando la familia salía a cenar, era raro que un fan no la interrumpiera para pedirle un autógrafo o una fotografía. Incluso en su boda en 2005, en un club privado de Manhattan, algunos empleados reconocieron emocionados a su padre.
“Me molestaba un poco porque quería pasar tiempo con mi padre”, explicó. “Él me dijo: ‘Escucha, son mis admiradores’. Tuvimos que adaptarnos a la situación”.
Aunque lo llamaban “Júnior” en casa, prefería otro apodo afuera: A.J.
Y a medida que la relación de sus padres se deterioraba, descubrió una pasión distinta a la de su padre: el lacrosse.
“Fue una terapia para mí porque mis padres se estaban separando”, afirmó.
El robusto centrocampista defensivo, de 1,75 metros, jugó en el Herkimer College, una universidad comunitaria a casi 72 kilómetros al este de Canastota. Su equipo, invicto en 1992, ganó el campeonato nacional de escuelas universitarias.
“Yo era A.J., el jugador de lacrosse”, aseguró.
Su siguiente parada fue jugar en la División I de Stony Brook. Pero entonces lo contactó Tony Graziano, un destacado promotor de boxeo de Canastota. Su propuesta: has demostrado un gran talento en un combate benéfico organizado por tu equipo de lacrosse. ¿Por qué no te dedicas al boxeo a tiempo completo?
Intrigado, dejó la universidad y se instaló en un motel frente al Salón Internacional de la Fama del Boxeo. Argüello júnior generó una gran expectación en algunos combates de principiantes. Pero cuando Graziano le ofreció un contrato profesional, dudó.
Consigue tu título universitario, le aconsejó su padre, porque “la razón por la que yo peleo es para que tú no tengas que hacerlo”.
Alexis Argüello júnior, que siempre había sido ambivalente respecto al boxeo, estudió producción de televisión en Stony Brook, donde conoció a su mujer, una administradora sanitaria. Más tarde se incorporó a CBS Sports, produciendo largos reportajes sobre temas como Brandi Chastain y el Mundial de fútbol femenino de 1999. Ha ganado dos premios Emmy.
“Esos son mis títulos”, señaló. “Los reflectores son para mi padre, no para mí. Simplemente me siento más cómodo detrás de la cámara”.
Argüello júnior se unió a Showtime Sports en enero, entusiasmado por concentrarse en el boxeo, esta vez en sus propios términos. Fue reclutado por alguien cuyo nombre también resuena: David Dinkins júnior, hijo del exalcalde de Nueva York.
“En efecto, parece haber encontrado su vocación”, dijo Dinkins.
La fama heredada fue un tema omnipresente cuando Alexis Argüello júnior volvió al Salón de la Fama en junio. Entre los miembros del Salón se encontraban Floyd Mayweather júnior, Laila Ali y Roy Jones júnior. Por momentos, parecía que solo Alexis Argüello júnior no había entrado en el negocio familiar.
Durante su encargo —la primera vez que vuelve al Salón de la Fama desde la muerte de su padre— grabó entrevistas en inglés y español con campeones retirados. Varios dijeron que idolatraban a su padre.
“Ver esto me hace desear haber estado en la celebración de mi padre”, relató con lágrimas en los ojos Alexis júnior, que no pudo asistir a la ceremonia de su padre en 1992.
En la actualidad, Alexis Argüello júnior, de 50 años, aprecia las ocasiones poco frecuentes en las que alguien establece la conexión entre él y su padre. Con el tiempo, su molestia por la curiosidad de los aficionados se ha convertido en aprecio.
Un aficionado al boxeo, Jason Lacey, de 39 años, recuerda haber charlado durante 45 minutos con un “despreocupado” Alexis Argüello sénior durante un evento del Salón de la Fama. El santuario de la casa de Lacey cuenta con afiches autografiados por Alexis sénior y Pryor uno al lado del otro.
Esta vez, le pidió a Alexis júnior que le firmara un guante de boxeo, y este accedió encantado.
“Es muy interesante cómo se cierra el círculo”, opinó Lacey.
Sin embargo, los recuerdos de boxeo son difíciles de encontrar en la casa de dos pisos de Alexis Argüello júnior en Rockaway Park, Queens. Los premios Emmy dominan el estante superior de la estantería de la sala, junto a las fotos de su hija de 11 años. La pieza central de la estantería de abajo, una foto de la boda, muestra a un Alexis júnior radiante y a su esposa, flanqueados por sus padres y dos hermanos.
El padre luce su característico bigote. Alexis júnior, con su identidad propia, luce bien afeitado.