Casi la mitad de los latinoamericanos viven en casas inadecuadas, construidas con materiales precarios o carentes de servicios básicos. El déficit ha provocado que 120 millones de personas, el 21 % de la población, resida en asentamientos informales.
Tras décadas centrándose en la construcción de vivienda social nueva, es necesario cambiar el paradigma y apostar por programas de renovación de las ya existentes, incluso las informales, ante la actual emergencia por la falta de casas en América Latina y el Caribe.
Así lo estimaron este viernes varios de los participantes en un foro sobre vivienda organizado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en la capital estadounidense, quienes analizaron los principales desafíos del sector para paliar el déficit habitacional en la región.
“Cuando nos enfocamos en el desarrollo de un programa habitacional tenemos que pensar bajo una lente diferente a lo que se ha pensado hasta ahora (…) Los programas de vivienda en general se han enfocado mucho en clase media y media baja y, sobre todo, en vivienda nueva y hay una gran parte de la ciudad que ya existe, que está consolidada y que se tiene que mejorar”, apuntó a Efe Tatiana Gallego, jefa de la División de Vivienda y Desarrollo Urbano del BID.
Todo ello ante un panorama que requiere de una actuación urgente, con el 45% de las familias de América Latina y el Caribe sin un hogar digno en el que residir.
Casi la mitad de los latinoamericanos viven en casas inadecuadas, construidas con materiales precarios o carentes de servicios básicos. El déficit ha provocado que 120 millones de personas, el 21 % de la población, resida en asentamientos informales, muchas veces expuesta a los embates del cambio climático.
“Los programas de mejoramiento, de ampliación, tienen que completar a los programas de vivienda nueva, que han sido los que han recibido una mayor atención. Calculamos que el 90 % de los recursos que se han invertido en vivienda social han estado destinados a vivienda nueva, no a mejoramiento, que puede ser bastante más barato y enfocado en poblaciones más vulnerables”, agregó Gallego.
Esa opinión es compartida por Fermín Vivanco, especialista líder del BID Lab, el laboratorio de innovación del Grupo BID, que busca proporcionar soluciones innovadoras y conocimiento para atender los desafíos de vivienda.
“La mayor parte de las acciones han estado enfocadas en el déficit cuantitativo, en producir más viviendas, cuando en realidad la mayor parte del déficit de la región es cualitativo, problemas de calidad de la vivienda, de acceso a servicios básicos como agua o electricidad o precariedad en la vivienda. Hay que hacer mucho más en mejorar la calidad de la vivienda”, apuntó.
En el foro “Soluciones resilientes para la reducción del déficit habitacional en América Latina y el Caribe” –en el que han participado expertos del BID, empresarios y representantes políticos- se han presentado algunos proyectos en este sentido, en los que participa el banco, entre ellos el Proyecto Nova Vivenda de Brasil que busca dar financiación a las familias, muchas de ellas residentes en asentamientos informales, para que puedan remodelar sus casas.
También el de la empresa chilena Elemental, recordó Vivanco, que “incorpora el concepto de la construcción incremental, que existe en el adn de los asentamientos informales”.
“Las familias empiezan con una vivienda pequeña y van mejorándola. Se les proporcionan viviendas básicas que son expansibles modularmente y que pueden ser construidas en los propios asentamientos informales”, explicó Vivanco.
Gallego señaló que en Latinoamérica y el Caribe el 11% de las familias no tienen títulos de propiedad de sus viviendas, una situación que también debería solventarse porque dificulta que las familias puedan tener acceso a la financiación para mejorar sus casas.
“Las familias que viven en condiciones informales no están integradas en el catastro municipal y por ello en muchos casos no reciben servicios básicos como el agua, residuos sólidos o la electricidad (…) Hay que desarrollar estas áreas que en muchos casos han estado establecidas hace cuarenta o cincuenta años, que están bien consolidadas, con un tejido social”, detalló Gallego.
Por ello, comentó por su parte a Efe Aitor Ezcurra, jefe de División Corporativos de BID Invest, es importante crear “productos financieros innovadores” que sean capaces de adaptarse a las particularidades de la región y que “den ejemplo” del camino a seguir para revertir la situación de falta de vivienda en la región.
Un esfuerzo que tiene que ser común, añadió, entre los Gobiernos “creando un marco regulatorio propicio para los desarrolladores” y el sector privado “empujando”.
“Cada vez hay más empresas que están poniendo más capital en vivienda social, pues se están dando cuenta de que no solo hay una obligación social, sino también de que se hace dinero”, sentenció.