Liz Truss, asediada por el "fuego amigo" de los conservadores

Liz Truss, asediada por el "fuego amigo" de los conservadores
EFE/EPA/TOLGA AKMEN

Los conservadores británicos estrechan el cerco en torno a la primera ministra británica, Liz Truss, cuyo mandato parece tambalearse tras solo cinco semanas en el cargo y a quien sus compañeros de partido buscan ya un recambio.

La calamitosa gestión de la líder “tory” desde que fue designada nueva jefa del Gobierno el pasado 6 de septiembre amenaza -a juicio de los analistas en el Reino Unido- con convertirla en una de las primeras ministras más fugaces de la historia británica.

El veterano diputado conservador Crispin Blunt fue el primero que, este domingo, llamó públicamente a la renuncia de Truss, aunque se piensa que decenas de sus compañeros de bancada comparten esa idea.

“Creo que se acabó el juego para ella. Ahora se trata de (decidir) cómo se gestiona su sucesión”, dijo Blunt en declaraciones adelantadas por la televisión “Channel 4”.

Las reglas internas del grupo parlamentario “tory” conceden una tregua de un año hasta poder convocar una moción de censura interna contra un nuevo líder, pero todo podría saltar por los aires si el clamor es unánime.

“Si hay una opinión de peso dentro del grupo parlamentario de que debe haber un relevo, este se llevará a cabo”, opinó Blunt, sin ofrecer detalles sobre cómo sería el procedimiento.

“SECTA DE LA MUERTE”

Si finalmente deja Downing Street y es reemplazada por otro miembro de su partido, los conservadores habrán tenido cinco primeros ministros en solo seis años, tras David Cameron, Theresa May, Boris Johnson y la propia Truss.

Claro que los inquilinos del número 10 de Downing Street son un prodigio de longevidad si se comparan con sus vecinos del número 11 de esa misma calle, los ministros de Economía, que van por el cuarto distinto en solo cuatro meses.

La prensa afín no ahorra epítetos para el canibalismo político de la formación “tory”, que a juicio del dominical “Sunday Times”, “se parece cada vez más a una secta de la muerte”.

“La transformación del Reino Unido en una nueva Italia ya está casi completa”, señala uno de los titulares del “Sunday Telegraph”, verdadero diapasón de los “tories”.

Dentro del ambiente conspirativo en el que se mueven recientemente los diputados conservadores, que ya empujaron a la salida de Boris Johnson el pasado julio, destaca la reunión que dirigentes del partido mantendrán este lunes para abordar una “misión de rescate” que obligue a dimitir a Truss, según publica hoy “The Guardian”.

Entre 15 y 20 antiguos ministros y legisladores han sido invitados a una cena en la que se abordará la forma de hacer caer el actual Gobierno.

Esa cita ha sido organizada, según el periódico, por aliados del exministro de Economía Rishi Sunak, cuyo nombre aparece en todas las quinielas como posible candidato de consenso para sacar a los “tories” del atolladero.

También se baraja la opción de un dirigente respetado como el ministro de Defensa, Ben Wallace, aunque no son pocos quienes consideran que la única posibilidad viable sería aguantar con Truss hasta la celebración de elecciones generales.

REUNIÓN CON HUNT

Mientras se urde una rebelión a sus espaldas, la primera ministra convocó hoy a su nuevo titular de Economía, Jemery Hunt, en la residencia campestre de Chequers para preparar el nuevo plan fiscal que este deberá presentar a la nación el 31 de octubre.

De esa hoja de ruta desaparecerán buena parte de las masivas bajadas de impuestos que su predecesor, Kwasi Kwarteng, había prometido hace tres semanas y que desataron una tormenta financiera y la inestabilidad en los mercados.

El propio Hunt reconoció en una entrevista hoy con la BBC que “no descarta nada” en ese nuevo “mini Presupuesto”, ni siquiera renunciar a la bajada de un punto porcentual en el impuesto sobre la renta de los ingresos más bajos anunciada por Truss.

El ministro reiteró que va a adoptar “algunas decisiones muy difíciles” para controlar la deuda pública y “mostrar al mundo que podemos responder de cada penique gastado”.

“El gasto público no va a aumentar tanto como esperaba la gente y vamos a pedir a todos los departamentos que busquen cómo ahorrar. Y los impuestos no bajarán tan rápido como se preveía”, señaló.

Pese a ello, arguyó que trabaja en un “Gobierno conservador compasivo” que “hará todo lo que pueda para proteger a las familias más vulnerables”.

Y frente a las voces que dicen que es él quien ha tomado el control a efectos prácticos del Ejecutivo, tras desmontar el armazón económico con el que Truss ganó las primarias conservadoras, dijo que sigue siendo Truss quien “está al mando”.

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