El Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe (SELA), como organismo de integración, está centrado en la institucionalización de los puertos de la región y en su digitalización, para lo que busca posiciones comunes entre los países, un objetivo en el que ha experimentado notables avances en el último año.
Tras la llegada al SELA de su actual secretario permanente, Clarems Endara, la búsqueda de la institucionalización ha llevado a crear el Comité de Acción de la Red de Puertos Digitales y Colaborativos, encargado de realizar estudios y diseñar opciones que promuevan la participación de entidades públicas y privadas, y que incentiven la cooperación entre los Estados miembros.
El comité trabaja también en encontrar puntos de convergencia para adoptar posturas conjuntas que sean del interés de varias naciones, con objetivos económicos y comerciales comunes, según el perfil de cada Estado, al margen de razones ideológicas.
Desde su creación, esta comisión se ha encargado de explicar la importancia de dialogar, participar y colaborar conjuntamente en la Red de Puertos, para lograr un beneficio comercial y productivo, tanto nacional como regional, que redunde en la economía de todos los actores de la cadena.
INSTITUCIONALIZACIÓN NECESARIA
El SELA, consciente de la complejidad legal y burocrática, pretende “generar una institucionalidad para que la Red de Puertos pueda empezar a moverse por sí misma en los ejes de digitalización, modernización y capacitación” y a manejar gestiones que, comúnmente, requieren de un proceso largo y dificultoso, explicó Endara a EFE.
Se trata de simplificar el trabajo y las trabas administrativas, así como de reducir los tiempos, logrando así una eficiencia superior que repercuta en la reducción de costos y, por ende, en los beneficios finales.
La institucionalización de la red también pretende subsanar la “desorganización” en la comunidad portuaria que, según el secretario permanente del SELA, se acentuó con la llegada de la pandemia por la covid-19, que obligó a improvisar, al margen de normativas de organismos superiores.
Para sortear todas estas trabas y prepararse ante imprevistos, como ha ocurrido con la irrupción de la pandemia, los actores trabajan en la constitución y creación de unos estatutos de regulación propios que otorguen la independencia y autonomía necesarias para ganar tiempo y ahorrar recursos.
El SELA -aseguró Endara- dará soporte con el “auxilio presupuestario” del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) y brindará asesoría técnica para poder concretar la institucionalización, que implica, además, tener un foro propio en el que tenga cabida el ámbito público, como ente regulador, y el privado, como operador.
EN BUSCA DE LA UNIÓN PERFECTA PÚBLICO-PRIVADO
El organismo regional, que toma como referencia las mejores prácticas de comunidades portuarias europeas y asiáticas, plantea la integración y la coordinación entre actores públicos y privados para el desarrollo de una cadena logística eficiente.
Para alcanzar esta simbiosis, el SELA aboga por un foro regional que permita a unos y otros participar de manera activa y sentirse parte del proyecto, sobre el que puedan debatir libremente y compartir ideas.
Por una parte, la administración pública se debe encargar de dictar las normas específicas de cómo se mueve la carga dentro de un territorio y cuáles son los trámites burocráticos obligatorios, mientras que en el ámbito privado están las concesionarias, los propietarios de la mercancía y los transportistas.
La reafirmación de esta unión “necesaria” es, junto a la búsqueda de la institucionalización, lo que ha marcado el proyecto del SELA respecto a la Red de Puertos en el último año.
Teniendo en cuenta esta necesidad, se han aplicado mecanismos de intercambio técnico entre público y privado, y con especialistas de puertos de otros continentes, que han orientado hacia dónde debería avanzar la región en aspectos como facilitación de comercio, estructura de comunidades portuarias y sobre la inclusión del concepto “puerto-ciudad”.
Una vez más, el SELA recurre a la integración al referirse a la relación, no siempre fácil, entre puerto y ciudad, de modo que se pueda revertir la dicotomía que, a priori, existe entre un ambiente y otro. Y aquí, también deben participar de manera activa el ámbito público y privado.
Con todas las opciones sobre la mesa, debe ser cada país el que elija qué modelo conviene más a su sistema: público, privado o mixto.
OBJETIVO: MÁS PRODUCTIVIDAD Y CALIDAD DE SERVICIO
Con la búsqueda de la institucionalización y de la simbiosis público-privado, así como con el camino hacia la digitalización y la modernización de las comunicaciones e instalaciones de la comunidad portuaria, el SELA tiene como fin último incrementar la productividad y la calidad de los servicios, y que esto se refleje en la economía de los Estados y del sector privado.
Todos estos elementos mejorarán los flujos de carga, de información, las órdenes de servicio y la documentación de comercio internacional desde su origen hasta su destino, de manera eficiente, y se minimizarán los costos totales, repercutiendo en todos los actores de la cadena, desde el productor hasta el receptor, pasando por los operadores y los transportistas.
Y para que todo fluya en este sentido, es importante que sean, cada vez más, los países de América Latina y Caribe los “convencidos de que hay que trabajar en esta dirección”. Hasta el momento, son 14 Estados -con sus 28 comunidades portuarias- los que están totalmente alineados con la propuesta del SELA, que espera que otros se vayan sumando a la lista y aprovechen lo que el organismo les brinda.
En definitiva, el SELA pone sobre la mesa la capacitación, la información, la facilitación de trámites, la cooperación técnica, la mediación de intercambio, el diálogo, las ideas y las opciones ya evaluadas en comunidades portuarias de otras latitudes, y cada Estado selecciona y se queda con lo que considera más adecuado a su perfil y, a la vez, comparte lo que cree que puede servir a otros.
El organismo de integración lo tiene claro: no hay una regla de comercio que sirva para todos, ya que cada país tiene sus propias políticas, sus elementos legales y su particular territorialidad, en los que el SELA no va a influir, pero sí va a brindar los elementos fundamentales para que cada cual decida lo que más le conviene.