Más de 4.000 migrantes irregulares venezolanos han retornado de forma voluntaria a su país desde Panamá en las últimas semanas, muchos ayudados con donaciones de iglesias y particulares, ya que los viajeros deben costearse el boleto aéreo, afirmaron este miércoles las autoridades.
“A través de 24 vuelos ‘humanitarios’ han salido de Panamá más de 4.000 (migrantes venezolanos) que han sido retornados de manera voluntaria a su casa, y aún así teníamos ayer (martes) casi 1.000 personas en el albergue de Veranillo”, en la capital panameña, dijo la directora del Servicio Nacional de Migración (SNM), Samira Gozaine.
Este refugio, un galpón sin facilidades, fue habilitado por la embajada de Venezuela para acoger a los connacionales que renunciaron a su meta de entrar a EE.UU. luego que ese país anunció, el pasado 12 de octubre, una nueva política migratoria para los venezolanos que dejó prácticamente sin posibilidades a las decenas de miles de ellos que caminaban hacia Norteamérica.
Es así que migrantes venezolanos que ya habían llegado a México, la frontera sur de Estados Unidos, o que estaban en tránsito por Centroamérica, se están devolviendo a Panamá, muchos pensando que desde este país pueden viajar gratis a Venezuela, lo que es “falso”, como han insistido las autoridades panameñas.
“En los vuelos creo que se ha gastado más de 1 millón de dólares entre las personas que pagan sus propios vuelos. Creo que hay que resaltar que ha habido muchos donantes (…) venezolanos y muchos panameños. La iglesia adventista nos ha estado ayudando, la católica” también, dijo Gozaine a la cadena local TVN.
LA EMBAJADA DE VENEZUELA GESTIONA EL RETORNO
El SNM dijo este miércoles en un comunicado “que no tiene relación o nexo alguno con la venta de pasajes aéreos para los migrantes” que están en el refugio de Veranillo”, y que esa gestión la “está realizando la embajada de Venezuela”.
“Las aerolíneas interesadas en vender estos pasajes acuden al refugio con el visto bueno de la embajada del país suramericano”.
“Se han recibido donaciones de pasajes por parte de organizaciones y entidades religiosas, como es el caso de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, que pagó tres vuelos”, una gestión “que se ha dado directamente entre la organización, grupo o iglesia donante con las líneas aéreas”, añadió el SNM.
En sus declaraciones la televisión local, la directora de Migración reveló que la Cancillería de Panamá “ha estado interviniendo para que Venezuela retorne a sus ciudadanos sin ningún costo, en aerolíneas del Estado, que permita que ellos se vayan con sus propias aerolíneas hasta Venezuela”.
Por Panamá han transitado este año más de 210.000 migrantes irregulares en su viaje a EE.UU. y que llegaron al país tras cruzar la peligrosa selva del Darién, la frontera natural con Colombia. Más del 70 % de ellos son venezolanos, según los datos oficiales panameños.
CORTAR CABELLO O PEDIR UNA COLABORACIÓN PARA COMPLETAR EL PASAJE
En una barbería improvisada a pocos metros del refugio capitalino, Rafael Arocha, un venezolano de 21 años, cortaba este miércoles el cabello a un hombre a cambio de tres o cuatro dólares. La idea es recoger los alrededor de 260 dólares que cuesta el boleto de regreso a casa.
Arocha cuenta a EFE que en su país era mototaxista. Salió de Venezuela el 30 de septiembre, atravesó el Darién, algo que “nunca más” volverá a hacer, y logró llegar a México, pero se devolvió “sin plata ni nada” después de que EE.UU. cerró la frontera a los venezolanos.
“Lamentablemente nos cerraron las puertas, ya no hay nada que hacer (…) de verdad necesito irme” a Venezuela, expresó.
Orlando Saavedra, 31 años, pedía este miércoles en un semáforo una “colaboración” para completar el costo del pasaje de regreso a su natal Venezuela.
“Nos dicen (en el refugio) que busque la manera de conseguir dinero, que un familiar que esté afuera que nos mande. Hemos tenido la iniciativa de salir a las calles para pedir una colaboración y no nos dejan. Viene Migración en un autobús y nos suben”, relató Saavedra, que ya ha recogido la mitad del costo del boleto.
Agregó que llegó al refugio el pasado 4 de noviembre, pero que sabe de gente que está allí desde hace más de dos semanas: “Están sacando (en vuelos de repatriación voluntaria) a mujeres con niños, pero a los hombres los dejan”, afirmó.