La interconexión de las redes eléctricas y la diversificación de las fuentes sostenibles son dos estrategias claves para garantizar la seguridad energética de América Latina y el Caribe en el contexto de la crisis climática y la necesaria transición hacia la descarbonización.
Esas fueron dos de las principales conclusiones que se dieron durante la presentación “Lograr la seguridad energética a través de la transición energética en América Latina y el Caribe”, organizado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en su pabellón de la cumbre del clima COP27 en la ciudad egipcia de Sharm el Sheij.
En el evento también se insistió en la necesidad de una mejor regulación para la integración de las redes eléctricas, realizar esfuerzos para atraer mas capital, apostar por la innovación y tratar de impulsar el compromiso político para abordar la descarbonización y tratar de alcanzar el objetivo declarado de tener una matriz energética con un 70 % de energías renovables pasar 2030.
Uno de los primeros ponentes del evento fue el ministro de Energía de Chile, Diego Parlow, quien defendió la integración de las redes regionales como una solución para abordar crisis energéticas como la que se vive actualmente, y que ejemplificó con los acuerdos entre Chile y Argentina para intercambiar energía solar chilena y energía térmica argentina producida con gas natural en función del horario del día.
Asimismo, reconoció que si bien estos últimos meses su gobierno ha “subvencionado el uso de combustibles fósiles” para mantener el precio de la energía, algo de lo que “no se sienten orgullosos”, esa circunstancia particular sí ha permitido generar la “tranquilidad social” para abordar las apuestas energéticas necesarias para impulsarr la transición hacia otras fuentes.
Por su parte, Ricardo Marshall, director del Programa de Techos a Arrecifes de Barbados, relató que las experiencias recientes de este país caribeño, afectado por los precios de la energía y por la erupción en 2021 de un volcán en la vecina isla de San Vicente que bloqueó su producción de energía solar, sólo han servido para reforzar “que se necesita diversificar” y “ser también más independientes de lo que pasa en el mundo”.
En ese sentido, su país asumió también planes de cambio climático que prevén la protección de sus instalaciones energéticas y también su diversificación.
El mayor problema para lograr ese objetivo, dijo, será lograr financiación para países pequeños, que tienen “dificultades para atraer al sector privado”.
La presentación del encuentro estuvo a cargo de Marcelino Madrigal, jefe de Energía del BID, que insistió en las mismas tesis de mayor regulación, diseño de mercados y la mejora de las infraestructuras como elementos claves para la región en su camino a la seguridad energética, algo en lo que también incidió Mary Warlick, vicedirectora ejecutiva de la Organización Internacional de la Energía , quien apuntó que para la región “más renovables, es más seguridad”.