Muchos pequeños empresarios logran su sustento y el de sus familias, a través de la venta en el popular lugar. Con gran entusiasmo, invitan al público a que continúe realizando sus compras allí.
En este mes en que celebramos logros relevantes en la historia de nuestro país, tenemos novedades positivas que llenan de optimismo. Una buena nueva ha sido que cobró vida la bajada de Salsipuedes.
Esta antigua calle de significado histórico en donde se encuentran comercios de diferentes tipos, como una llama se fue extinguiendo hasta que finalmente se apagó.
Trabajos de restauración, la crisis sanitaria por la pandemia y la situación económica que ha afectado a todos, fueron causas de su inactividad.
Para quienes tiempo atrás pasaban por la Avenida Central o Avenida B, este espacio de pequeños negocios, dividido de una acera a otra por puestos de buhonería, había llegado a ser solo un recuerdo.
Causaba melancolía la ausencia en los locales de panameños y extranjeros; y se extrañaban las personas recorriendo las apiñadas aceras para adquirir hasta lo más difícil de encontrar.
Diferente fue este noviembre para los resilientes negociantes y emprendedores. Su panorama cambió en un abrir y cerrar de ojos. No solo han tenido felices fiestas patrias, sino que se apresuró su Navidad.
Durante esta temporada, la peculiar calle se vio repleta de personas. Volvió su contagiosa y añorada agitación por las compras de la época. Las personas buscaban de todo, principalmente, atuendos y accesorios para vestir de patria; y los dueños de negocios y colaboradores atendían con esmero y alegría.
¡Qué no vende Salsipuedes! Ofrecen diferentes vestidos típicos y sus complementos, prendas, telas, artículos de cocina, electrodomésticos, utensilios básicos, flores artificiales, plantas, productos tradicionales, medicinales, esotéricos y para la silueta, refrescos y más.
Hay desde objetos comunes y útiles hasta antiguos y diferentes. Si necesita algo y no ha tenido éxito explorando las tiendas, antes de darse por vencido, posiblemente, allí lo pueda hallar.
Permiso, permiso, permiso… Nuevamente ha sido el pregón característico de quienes renovaban la experiencia con fascinación o la visitaban por primera vez.
Se conoce que en el tiempo colonial formaba parte de un área limitada. Posteriormente tuvo auge comercial por nacionales e inmigrantes.
De acuerdo al escrito “La ciudad que se perdió”, de Santiago D. McKay, publicado en la Revista Lotería, se decía que era una calle peligrosa. Indica que, “Llegó a ser el borde de la muerte”, además que lleva el nombre de Salsipuedes debido a que era muy arriesgado andar tarde por allí. Sin embargo, hay muchas versiones sobre el porqué de su nombre.
Según fuentes de la Alcaldía de Panamá, en tiempos del general Omar Torrijos Herrera, “acceden cerrar la calle de la llamada Salsipuedes para ejercer la buhonería”.
Algunos de los sencillos comerciantes tenían quioscos de zinc y madera, que posteriormente fueron modernizados.
De acuerdo a la Alcaldía de Panamá, “El Municipio de Panamá realizó en el año 2016, el proyecto de renovación de Salsipuedes; y en el 2020, bajo la administración del señor Alcalde, José Luis Fábrega, se da la entrega de estos cubículos”.
Muchos pequeños empresarios logran su sustento y el de sus familias, a través de la venta en el popular lugar. Con gran entusiasmo, invitan al público a que continúe realizando sus compras allí.
El local Novedades Tita vende preciosos y muy terminados calzados típicos, “cutarras, Black & White, babuchas, sandalias de niñas y chácaras”, dijo su propietaria. Además, manifestó con orgullo: “Tengo 50 años de trabajar aquí”. Continuó refiriéndose a su profesión, “toda la vida he vivido de esto, de la venta de los zapatos típicos”.
Muy contenta expresó estar satisfecha con el negocio. “Este año está muy bien. ¡Nos sorprendió!”. También se refirió a la asistencia del público. “Nos ha agarrado sin hacer pedido ni nada, pues uno no sabía si iba a haber desfile o algo así”. Invitó a las personas a visitar Salsipuedes.
Por otro lado, el local No. 1, que se llama Saskya Sofía, tiene a la disposición todo tipo de vestuarios típicos. Entre tantos diseños es difícil la elección. Los artículos que más ha vendido son: “Camisas, camisillas, coletas, basquiñas, polleras, sombreros pintados, sombreros montunos, camisolas y cutarras”, contó el propietario del local.
También nos habló de las ventas con emoción: “Nos está yendo bien. ¡Gracias a Dios!”. Exhortó al público a que visite a Salsipuedes. “Los invitamos a que vengan, que hay precios baratos. ¡Vengan rápido porque todo se lo están acabando!”.
El señor Joseph Flores, en el local 39, nos mostró un mundo de utilidades. Vende libros, novelas y textos escolares. Además, tiene limas, tijeras, ungüentos para los dolores, utensilios de barberías y muchos artículos más.
Igualmente ofrece arreglos florales artificiales para los difuntos, sobre lo cual destacó que, “así se evitan criaderos de mosquitos que transmiten enfermedades”. Animó al público a conocer su local, “pasen a este local y visiten también a mis compañeros”. Y agregó, “vengan a comprar que ya revivió Salsipuedes”.
El señor Alexander De Gracia tiene 20 años de vender raspado. Dijo que su variedad incluye “los sabores: uva, maracuyá, fresa, limón, blueberry y malteada”. Reveló que su negocio de apetitosos refrescos ha mejorado mucho debido a que “las personas están pasando bastante a la bajada de Salsipuedes a comprar vestidos típicos y accesorios de uniformes para los desfiles, y cooperan también con los raspaderos”. Finalmente, dijo complacido: “¡Esperemos que el otro año también sea lo mismo!”
El apoyo a estos pequeños negocios ha hecho a muchas personas felices. También ha sido placentero para quienes, después de transcurrido el tiempo, han tenido la oportunidad de comprar nuevamente en este sitio legendario que merece ser visitado, pues forma parte de nuestra cultura.
Al respecto, la señora Berta Ramírez, quien pasa a diario por Salsipuedes para ir a la iglesia, expresó: “Estoy encantada porque la calle ha vuelto a tener vida y ya no está solitaria”.
Además, manifestó: “Es grato volver a ver a las vendedoras, muchas de ellas conocidas, ya que siempre les compraba”. Y añadió para culminar: “Sus rostros sonrientes dicen que están vendiendo bien”.
Apoyar los deseos de salir adelante también es una forma de hacer patria. Considere en su recorrido este lugar lleno de tradición donde con orgullo se conserva el folclore.