El monarca español auguró que para cuando la guerra acabe, los intercambios económicos, diplomáticos y culturales entre Rusia y el resto del mundo, en particular la Unión Europea y Estados Unidos, “serán una fracción de lo que eran antes”.
Felipe VI, rey de España, advirtió este viernes en Washington de la “fragilidad” que vive el orden mundial en muchos aspectos y subrayó la necesidad de construir modelos económicos dirigidos a mejorar la igualdad y la justicia social.
Felipe VI intervino esta noche en la gala de celebración del centenario del máster de Relaciones Internacionales de la Universidad de Georgetown, que él estudió en 1995 cuando era príncipe, con un discurso sobre los retos a los que se enfrentan los líderes del presente y del futuro y quienes ahora se forman en estas materias.
El rey consideró que el mundo se está adentrando en un periodo de grandes cambios en el orden internacional, de una escala no vista en los últimos treinta años y entre las características del orden mundial citó la fuerte “interdependencia” y la “fragilidad” que impera en estos momentos.
“Estamos todos interconectados de una forma sin precedentes”, dijo el monarca, quien advirtió de que dicha interdependencia “se deshace” por momentos por culpa de acontecimientos como la invasión rusa de Ucrania.
Señaló así que las sanciones impuestas a Rusia en respuesta a su “ilegal e injustificada invasión”, han supuesto “deshacer unos treinta años de lenta integración económica”.
Y auguró que para cuando la guerra acabe, los intercambios económicos, diplomáticos y culturales entre Rusia y el resto del mundo, en particular la Unión Europea y Estados Unidos, “serán una fracción de lo que eran antes”.
Insistió además en la “fragilidad” de un momento como el actual y se detuvo en la necesidad de trabajar en pro de la igualdad y justicia sociales.
En este sentido, consideró que el grado de polarización que existe en el mundo occidental es difícil de explicar sin entender las tensiones sociales que existen en muchos países, y recalcó la “urgente necesidad” de que se construyan modelos económicos que apuesten por “incluir” y “mejorar” la vida de “todos”.
“La fragilidad doméstica tiene implicaciones internacionales”, dijo el rey ante los más de 300 invitados entre los que se encontraban profesores y antiguos alumnos de Georgetown como él.
Añadió que la frontera entre los problemas nacionales y globales “es cada vez más fina” y abogó por enseñar a los estudiantes de relaciones internacionales como los de este máster, el deseo de conocer y entender “los problemas de otros” y de ser “empáticos”.
Esto hará “mejores líderes, pero también mejores intelectuales porque verán el mundo con los ojos de otros” y podría ayudar a aprender, crecer, converger o negociar evitando el juego de suma cero (por el que para que uno gane otro tiene que perder)”, dijo Felipe VI.
“Puede parecer utópico, pero merece la pena intentarlo”, dijo el rey en este evento en el que se reencontró con numerosos compañeros de clase de este máster, entre ellos la exministra islandesa Ragga Árnadóttir, actual directora de Desarrollo de la OCDE, a la que citó en su discurso.
El rey expresó su deseo de que estudiantes como los de este máster dejen la universidad con un “fuerte sentido de servicio público”, no necesariamente para trabajar en gobiernos, pero sí para pensar en el bien general y en abordar los retos comunes que afronta el mundo. “Necesitamos grandes dosis de eso en el mundo hoy en día”, concluyó.
Con esta gala el rey completó una intensa jornada en Washington que comenzó por la mañana con una visita a Georgetown y continuó en el FMI con un almuerzo con su directora, Kristalina Georgieva, y un encuentro con los trabajadores españoles del Fondo.