El boyero de Berna tiene un cuerpo sólido y musculoso capaz de jalar cargas pesadas, mientras que el galgo inglés tiene un cuerpo delgado y aerodinámico, ideal para perseguir ciervos. El compacto Jack Russell terrier puede meterse con facilidad en las guaridas de zorros o tejones.
Al crear las razas de perros modernas, los humanos moldearon a los caninos en especímenes físicos perfectamente adecuados para una amplia variedad de tareas.
El boyero de Berna tiene un cuerpo sólido y musculoso capaz de jalar cargas pesadas, mientras que el galgo inglés tiene un cuerpo delgado y aerodinámico, ideal para perseguir ciervos. El compacto Jack Russell terrier puede meterse con facilidad en las guaridas de zorros o tejones.
Ahora, un extenso estudio publicado en Cell el jueves, sugiere que no solo la apariencia sino también el comportamiento ha hecho que estos perros sean aptos para sus trabajos. Las razas que fueron creadas para roles similares —ya sea pastorear ovejas o espantar pájaros— tienden a agruparse en distinto linajes genéticos, los cuales pueden caracterizarse por diferentes combinaciones de tendencias de comportamiento, encontraron los investigadores.
“Gran parte de la cría moderna se ha enfocado de manera predominante en el aspecto de los perros”, afirmó en un correo electrónico Evan MacLean, experto en cognición canina de la Universidad de Arizona, quien no participó en el estudio. Sin embargo, enfatizó: “Mucho antes de que criáramos perros por su apariencia, los criábamos por sus rasgos de comportamiento”.
El estudio también encontró que muchas de las variantes genéticas que diferencian estos linajes entre sí parecen regular el desarrollo cerebral, y muchas parecen anteceder a las razas modernas. Juntos, los resultados sugieren que las personas podrían haber creado la impresionante variedad de razas de la actualidad, en parte, al buscar aprovechar y preservar los rasgos de comportamiento deseables que ya existían en los perros antiguos, afirmaron los investigadores.
“Los perros tienen básicamente el mismo patrón, pero se buscó enfatizar ciertas cosas para realizar tareas específicas”, afirmó Elaine Ostrander, experta en genómica canina en el Instituto Nacional de Investigación del Genoma Humano y autora principal del estudio. “Se priorizó un gen por acá, se redujo otro por allá”.
Sin embargo, quedan por responder preguntas importantes, dijeron algunos científicos, como por ejemplo saber si los humanos se propusieron deliberadamente crear razas con tendencia de comportamiento específicas.
“No tenemos mucha evidencia de selección intencional”, afirmó Elinor Karlsson, experta en genómica canina de la Escuela de Medicina Chan de la Universidad de Massachusetts, quien no participó en la investigación.
Pero Karlsson elogió el estudio y señaló que los hallazgos fueron consistentes con su propia investigación, la cual también concluyó que muchos de los factores genéticos que dan forma a los comportamientos de los perros modernos se originaron en las profundidades de la historia canina.
“Realmente están sacándole provecho a esta historia muy compleja de las razas de perros, y a estas diferencias de comportamiento relativamente sutiles pero reales, para explorar cómo la genética y la variación genética pueden en realidad moldear estos rasgos de comportamiento”, afirmó Karlsson.
Reproducción conductual
Los investigadores estudiaron los genomas de más de 4000 cánidos, incluidas muestras de más de 200 razas de perros, así como perros mestizos, perros semisalvajes rurales y cánidos salvajes, como lobos y coyotes.
Los científicos utilizaron herramientas informáticas para mapear las trayectorias genéticas que hicieron que, por ejemplo, los perros antiguos se convirtieran en perros pastores genéricos y luego en razas distintivas, como border collies.
Descubrieron que los perros domésticos se podían dividir en 10 linajes distintos, entre los cuales había razas que fueron desarrolladas para realizar trabajos similares. El linaje de los terrier incluyó razas diseñadas para cazar alimañas, por ejemplo, mientras que el linaje de los sabuesos incluyó razas que rastreaban presas utilizado su sentido del olfato en lugar de una visión aguda o la velocidad.
Aunque algunos de los linajes tienen características físicas definitorias, estos rasgos, por sí solos, no pueden explicar por completo esta ordenación, señalaron los investigadores.
“Si nos fijamos en el linaje de los sabuesos, encontraremos a través de él razas que tienen patas cortas o largas, o diferentes formas de cola o de colores de pelaje”, afirmó Emily Dutrow, becaria posdoctoral en el Instituto Nacional de Investigación del Genoma Humano y la autora principal del estudio. (En el equipo de investigación también estuvo James Serpell, profesor emérito de la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad de Pensilvania).
Para identificar los rasgos de comportamiento que mejor definían cada linaje, los investigadores analizaron encuestas de comportamiento a los dueños de más de 46.000 perros con pedigrí.
Aunque hubo mucha superposición, (ninguna raza tiene el monopolio de la capacidad de ser entrenado) en general, las razas creadas para trabajos similares tendieron a tener rasgos de comportamiento similares. Cada linaje se caracterizó por su propio patrón de tendencias de comportamiento.
Para identificar las bases genéticas de estos rasgos que definen el linaje, los investigadores realizaron un estudio de asociación de todo el genoma, en el que buscaron variantes genéticas específicas que fueran inusualmente comunes en ciertos linajes.
La gran mayoría de estas variantes asociadas con el linaje estaban en tramos de ADN que no codifican proteínas sino que regulan la expresión de los genes que codifican proteínas. Muchas de ellas parecían regular los genes implicados en el desarrollo cerebral.
“Cuando observamos los genes involucrados en la diferenciación de los linajes de perros, gran parte de la acción está en los genes relacionados con el neurodesarrollo, lo que sugiere que probablemente la selección de características cognitivas y conductuales ha sido muy importante”, afirmó MacLean.
Aun así, muchas de las variantes que estuvieron estrechamente vinculadas con linajes específicos se manifestaron, a niveles más bajos, en otros linajes o incluso en lobos grises, lo que sugiere que son anteriores a la creación de las razas modernas.
Y el hecho de que, en conjunto, haya diferencias entre los linajes caninos no significa que la raza sea el destino conductual, señaló Karlsson.
“Eso no significa que todos y cada uno de los retriever jueguen a buscar la pelota o que cada pastor vaya a ser completamente distinto a cada retriever”, afirmó. “Muchos perros no se ajustarán a nuestras expectativas en función de su raza. Y, ¿sabes qué? eso está muy bien, porque por eso es tan divertido tenerlos como mascotas”.