“Los países quieren trabajar en una región mucho más integrada, creen que necesitan una voz más fuerte como región”.
El Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe (SELA) vislumbra un 2023 de estrategias conjuntas entre los países, luego de un 2022 de diagnóstico que permitió sentar las bases de un plan de cooperación de cinco años que busca la integración regional, explicó en entrevista con EFE el secretario permanente del organismo, Clarems Endara.
La propuesta para 2023 consta de 41 actividades conjuntas que responden a los Objetivos de Desarrollo Sostenible, las cuales serán ejecutadas por grupos de trabajo que partirán con una ventaja: el cumplimiento en 2022 de un 66 % de la agenda quinquenal en su primer año.
“Eso nos da chance para poder renovar nuevos temas, reforzar los que ya están con mayor empuje (…) algunos los estamos continuando y profundizando en debates, precisamente, con los países hasta tener una estrategia regional”, dijo el secretario.
ÁREAS DE TRABAJO
Los grupos de trabajo se enfocarán en temas como la liberación de los costos de itinerancia de la telefonía móvil en Latinoamérica y el Caribe, un aspecto en el que empezaron “de cero” este año, y la gestión de riesgo de desastres, un asunto que prevén sellar con la definición de un protocolo de actuación para la región a finales de 2023.
“Los países quieren trabajar en una región mucho más integrada, creen que necesitan una voz más fuerte como región. En relación a estos grandes problemas multilaterales hay que buscar el cómo y ahí está el SELA proponiendo algunas actividades”, remarcó Endara.
Considera que la creación de mesas de trabajo brindará “un enfoque distinto” a la idea de cooperación, pues se trata “de alinear determinadas agendas” en temas como desarrollo sostenible, energía o recuperación económica “a través de promoción comercial y articulación productiva”, tomando experiencias exitosas de países que llevan décadas aplicando tratados supranacionales.
RECUPERACIÓN ECONÓMICA
Luego de que la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) rebajase a 1,3 % la previsión de crecimiento regional para 2023, cuando se mantendrá la desaceleración, se ha avivado la preocupación de los países que buscan maneras de enfrentar la crisis, y la clave, insiste Endara, está en la cooperación.
A modo de ejemplo, dijo, algunas naciones están reduciendo los costos de la energía a través de la supresión de impuestos, mientras que otras mantienen subsidios, lo que pretende evitar que las subidas globales de tarifas en este sector impacten directamente el bolsillo de los ciudadanos.
A juicio del SELA, intercambiar experiencias sobre estas medidas fortalece la resiliencia regional, así como robustecer a las pequeñas y medianas empresas (Pymes) bajo un enfoque integracionista, algo en lo que el organismo avanzó este año al capacitar a 32 funcionarios “que inciden en la política pública” de 16 países sobre estos asuntos.
VULNERABILIDADES A LA VISTA
El SELA ha identificado distintas vulnerabilidades de la seguridad alimentaria en la región, gracias a un sistema de medición creado este año, “que van desde las comerciales hasta la sanitarias”, lo que ha permitido a los gobiernos entender los riesgos de la dependencia de las importaciones o exportaciones, así como de la falta de control de plagas.
Con este baremo, el organismo advierte a las naciones de las deficiencias de sus sistemas, basándose en pruebas científicas, y poniendo la información al servicio de cada país para que soberanamente cada uno tome medidas que protejan a la población.
“Creemos nosotros que el intercambio de experiencias y la cooperación triangular o sur-sur puede solucionar muchas cosas en la región porque vamos descubriendo muchas habilidades y capacidades que han desarrollado los propios países”, insistió Endara.
NECESIDADES Y OPORTUNIDADES
Pero donde hay necesidades no faltan oportunidades, y eso es algo que la región puede abrazar, siempre bajo un enfoque de cooperación y complementariedad, por ejemplo, con la “gran capacidad de producción de alimentos” y con la inmigración, temas en los que se van involucrando los países con miras a agendas de trabajo compartidas.
Asimismo, prosiguió el secretario, la escasez de fertilizantes “es un tema muy importante” sobre el cual han llamado la atención a las naciones, con el fin de armar una mesa técnica para evaluar las alternativas viables en la región, considerada un granero del mundo por su capacidad productiva agrícola.
“Se habla mucho de biofertilizantes, pero sabemos que eso también requiere de inversión y un tiempo específico para su implementación”, dijo, tras remarcar la necesidad que las naciones latinoamericanas y caribeñas se vean entre ellas como un primer mercado, en el que aumente la venta de productos terminados y no solo de la materia prima.
AVANCES Y NOVEDADES
Otra de las metas para 2023 es institucionalizar una red de puertos en la región, que espera agrupar a públicos y privados, para estandarizar un sistema digital con “personería jurídica propia”, en el que el SELA “pueda contribuir como una secretaría técnica que empezará a incluir más sistemas portuarios o logísticos”, adelantó Endara.
Con esta red, los países, en su búsqueda de ser más competitivos y eficientes, pueden convertir sus propias normas en estándares compartidos, lo que, pronosticó, “ayudará a que tengan una integración regional a través de los campos logísticos”.
Sobre este y otros asuntos, el SELA ha recibido un “reimpulso de confianza” por parte de sus miembros que, al ver al organismo como un espacio práctico, libre de ideologías, lo perciben como un mecanismo ideal para buscar coincidencias y que, además, ha demostrado los avances de la integración.
“Hay que visibilizar un poco más, hay que animar a que los países tengan la decisión de poder apostar hacia una integración mucho más convergente”, añadió Endara.