El cardenal Brenes, quien en 2018 afirmó que la Iglesia católica es “perseguida” en Nicaragua, dijo no tener inconvenientes en desarraigo de los neocatecúmenos extranjeros, citó el caso de un sacerdote que lo solicitó desde Chile, y mencionó que “lo importante es servir”.
Los neocatecúmenos extranjeros de la Arquidiócesis de Managua están pidiendo regresar a sus países de origen, tras ser ordenados como sacerdotes en Nicaragua, afirmó este domingo el cardenal Leopoldo Brenes.
Un grupo de 11 seminaristas fueron ordenados sacerdotes de la Arquidiócesis de Managua ayer sábado; sin embargo, no todos servirán en la jurisdicción, según el purpurado, debido a que los extranjeros han solicitado no servir en Nicaragua, un país que atraviesa una crisis sociopolítica desde 2018, en la que más de una decena de religiosos han sido arrestados o han optado por el exilio.
En la homilía dominical, transmitida en las redes sociales de la Arquidiócesis de Managua, Brenes no especificó la cantidad de neocatecúmenos extranjeros que han optado por la excardinación, pero sostuvo que una parte “de los sacerdotes que han salido del seminario, de los catecúmenos ordenados aquí, han querido regresar a sus países, entonces eso merma un poquito el número”.
El cardenal, quien en 2018 afirmó que la Iglesia católica es “perseguida” en Nicaragua, dijo no tener inconvenientes en el desarraigo de los neocatecúmenos extranjeros, citó el caso de un sacerdote que lo solicitó desde Chile, y mencionó que “lo importante es servir”.
Las relaciones entre la Iglesia católica y el exguerrillero sandinista Daniel Ortega, quien gobierna Nicaragua desde 2007 tras haberlo hecho entre 1979 y 1990, se han destacado por roces continuos.
Las diferencias entre los católicos y Ortega se agudizaron en 2018, cuando los religiosos abrieron sus puertas a manifestantes antigubernamentales que huían de ataques armados de policías y “paramilitares”, en el estallido social más grande del país en casi medio siglo.
Según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), dichos ataques dejaron al menos 355 muertos, de los cuales Ortega ha admitido 300.
En 2018 el Gobierno sandinista expulsó de Nicaragua a un sacerdote colombiano y uno salvadoreño que entre ambos llevaban más de 50 años predicando en el país. En 2022 hizo lo propio con el nuncio apostólico Waldemar Stanislaw Sommertag y con 18 monjas de la orden Misioneras de la Caridad, fundada por la Madre Teresa de Calcuta.
En el último año también ha llevado a prisión a un obispo, siete sacerdotes y dos colaboradores de la diócesis de Matagalpa, cerrado nueve estaciones de radio católicas y sacado de la programación de la televisión por suscripción a tres canales católicos, e impedido procesiones y romerías.
La comunidad católica representa un 58,5 % de los 6,6 millones de habitantes de Nicaragua, según el censo nacional.