El Banco Mundial prevé que la economía mundial crecerá un 1,7 % en 2023.
El presidente del Banco Mundial (BM), David Malpass, tildó de “urgente mejorar” una educación golpeada por la pandemia en un mundo que se enfrenta al reto “gigante del cambio climático”, desafíos en materia de competitividad, y un alza de tasas y de deuda en muchos casos “insostenible”.
Malpass, de 67 años y que dejará a mediados de este año la presidencia del multilateral, que asumió en 2019, habló sobre los desafíos que enfrenta el mundo en una entrevista con EFE en la capital panameña, en el marco de una visita a Panamá y República Dominicana que concluye este lunes, unos países que considera “claves en el comercio, la actividad económica en la cuenca del Caribe y en logística en la región”.
El Banco Mundial prevé que la economía mundial crecerá un 1,7 % en 2023, con una marcada desaceleración derivada de la elevada inflación, el aumento de las tasas de interés, la reducción de las inversiones y las perturbaciones causadas por la invasión de Rusia a Ucrania.
MEJORAR LA EDUCACIÓN, MUY GOLPEADA POR LA PANDEMIA
“Es urgente mejorar los sistemas educativos en los países alrededor del mundo”, que han quedado “devastados” por los cierres de las escuelas durante el inicio de la pandemia de la covid-19, dijo Malpass.
En muchos casos, recalcó el economista estadounidense, los alumnos permanecieron fuera de las aulas “hasta por dos años, ocasionando un retraso en términos de los niveles educativos” que comprometen el desarrollo.
Ante esto, destacó, el Banco Mundial tiene “iniciativas grandes para intentar ofrecer las habilidades básicas, desde alfabetización hasta matemáticas, para los niños, porque esos son los bloques de construcción para sus habilidades”, que les ayudarán a “lograr el progreso dentro de la sociedad”.
MÁS COMPETITIVIDAD
“Las barreras al comercio continúan siendo un problema. Los países buscan la autosuficiencia cuando realmente lo que necesitan es buscar competitividad, eso quiere decir, comerciar a través de las fronteras”, afirmó Malpass.
La competitividad de los países en vías de desarrollo es aún más importante en un contexto en el que “las economías más avanzadas están absorbiendo enormes cantidades de los capitales del mundo para un grupo estrecho de compañías e individuos”.
Esta situación dificulta “el desarrollo en general” y más aún “para los pueblos en los países en vías de desarrollo” que necesitan acometer cambios que mejoren el ambiente de inversión, señaló.
Se requieren así reformas macroeconómicas y en otros ámbitos que “logren elevar los estándares de vida y ayudar (a la población) a generar los ingresos necesarios” para que accedan a la gama de servicios disponibles.
Otros desafíos son la devaluación de las monedas y la consecuente inflación, así como los “subsidios, que son muy caros para los gobiernos y que generalmente no están apuntando a la gente que realmente los necesita”.
CRECIENTE DEUDA SOBERANA Y TASAS DE INTERÉS
“Hay unos niveles de deuda muy altos en las economías avanzadas, y eso va a absorber una enorme cantidad de capital del mundo. También hay muchos países en vías de desarrollo que tienen niveles de deuda que son insostenibles”, dijo Malpass.
Es por ello que el Banco Mundial ha estado “trabajando en conseguir algo de progreso en lo que es la reestructuración de la deuda. Esto se refiere al proceso de Marco Común del G20 que está siendo utilizado por varios países, pero que no ha logrado progresos”.
El Marco Común es una iniciativa del G20 para ayudar a los países más pobres a reestructurar la deuda y lidiar con los problemas de insolvencia y liquidez.
Malpass expresó además su preocupación por los intereses, que están saliendo de “un 0 % de larga data hacia unas tasas de interés normales” mediante un proceso que “está provocando una transición difícil para los países en vías de desarrollo alrededor del mundo”.
EL CAMBIO CLIMÁTICO
“El mundo está encarando retos grandes con respecto al crecimiento (como) las tasa de interés, las continuas dificultades en las cadenas de aprovisionamiento y la falta de fertilizantes, los altos precios de los alimentos y la falta de financiamiento”.
Y en ese contexto está “el reto enorme, gigante del cambio climático, y los costos del clima para los países”.
Se trata de costos que “están ampliamente distribuidos y tienden a golpear a los pobres más fuertemente en términos de sequía y de adaptación al cambio climático”, señaló.