La sencilla planta de algodón puede pasar inadvertida, solo hasta el momento en que brota su capullo verde, que al madurar producirá la inconfundible fibra de algodón. Es suave y delicado. Se siente tan agradable al tocarlo, que es inevitable no acariciarlo.
“Mostrando su rico don
como una rosa de nieve,
del aire al soplo se mueve
la planta del algodón.
Hila y teje, niña mía,
su suave y nítida estopa,
que de ella se hace la ropa
que te cubre, que te cubre y te atavía…”
El fragmento de esta canción me la cantaba abuelita cuando yo era muy pequeña. Luego de pasado tanto tiempo, aunque no recuerdo más de su letra, cuando veo una planta de algodón con sus frutos que parecen nubes en el cielo, viene a mi memoria su voz tan tierna como el algodón.
La sencilla planta de algodón puede pasar inadvertida solo hasta el momento en que brota su capullo verde, que al madurar producirá la inconfundible fibra de algodón.
El algodón es suave y delicado. Se siente tan agradable al tocarlo, que es inevitable no acariciarlo. Proviene de una planta con su mismo nombre.
Sus fibras blancas y esponjosas forman capas que se enredan y tienen mucha capacidad de absorber. Son empleadas en la industria textil y en la medicina, por lo cual es de notable importancia en el comercio a nivel mundial.
De acuerdo al Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), “se cultiva en más de 75 países de cinco continentes”.
La fibra crece alrededor de la semilla de la planta. Es la materia prima para la producción del hilo que se emplea en los tejidos de muchas de nuestras vestimentas, la cual se logra hipoalergénica y transpirable.
Este producto natural “absorbe la humedad, expulsa el calor corporal, se tiñe bien, no genera electricidad estática, es aislante y soporta altas temperaturas”, según el sitio de Internet Ribes & Casals. Mediante un proceso se separa la fibra de las semillas, se aclara y convierte en hilo para obtener el producto textil.
El algodón tratado tiene usos sanitarios, pues con este se aplican medicamentos, se hacen compresas y se utiliza en cirugías, entre otros.
El aceite de sus semillas se emplea en alimentos. De acuerdo al sitio de Internet Mejor con Salud, se consigue de “las especies de plantas conocidas como Gossypium hirsutum y Gossypium herbaceum”. Señaló, además, que se distingue por “ser fuente de ácidos grasos poliinsaturados, los que se asocian a la salud cardiovascular”.
También se utiliza en cosméticos y cuidado de la piel por su contenido en vitamina E y ácidos grasos. Brinda suavidad, repara la epidermis, es antiinflamatoria y antiséptica. Con este se elaboran jabones, cremas, champús y más.
¡De la planta de algodón se aprovecha casi todo! De acuerdo a Senasa, entre sus principales usos se encuentran, “la extracción de fibras naturales, obtención de granos para el consumo animal, obtención de aceites, fábricas de combustibles y biocombustible para la industria automotor, y el desperdicio para el consumo animal”.
El cultivo de algodón es uno de los más antiguos. Los primeros escritos sobre este tema son hindúes y datan de 3000 años A.C. Al respecto, el sitio Curiosfera señaló: “Herodoto hace referencia al algodonero y dice que, en su tiempo, allá por el siglo V A.C., se cultivaba en lugares tan remotos como la India”.
La misma fuente afirma que en América, “Hernán Cortés lo encontró en México. Mayas e incas tejían con algodón sus vestidos”.
El género de esta planta es Gossypium y tiene diferentes variedades. “G. hirsuntum, originaria de México y el Caribe; G. barbadense de origen peruano; G. arboreum de la India y Pakistán; y G. herbaceum originaria de África y península arábiga”, dice la Enciclopedia Humanidades.
La planta de algodón es perenne, pero los agricultores la utilizan una vez al año y después siembran nuevas semillas. Sin embargo, también podemos conservarla más tiempo con cuido y mantenimiento.
Tiene un tallo principal y cantidades de ramificaciones que van en muchas direcciones, muy dispersas. Sus hojas son verdes y pueden utilizarse como emolientes y en infusiones. Los frutos son ovoides, primero verdes y después marrón. Cuando abren, de allí brota la fibra que protege la semilla color negro con que se reproduce.
La planta de algodón requiere ambientes cálidos y húmedos, que le alcance el sol para que produzca buenos copos, que, por cierto, asemejan bolas de nieve. Puede crecer en el clima tropical, subtropical y templado.
Lo importante en el algodón es que su fibra sea de calidad. El sitio Yara Panamá, afirmó que, “tiene su origen de una variedad de factores, los más importante son: La fisiología de la planta, la variedad, cuándo defoliar, cuándo cosechar y prácticas agronómicas”.
La planta de algodón es muy productiva. De acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas: “El algodón es un sector que contribuye a la creación de empleos en varios países en vía de desarrollo, pero sufre muchas incertidumbres”.
Cuando obtengamos una prenda elaborada de este material, de seguro recordaremos su procedencia, esta especial “planta de algodón”, como cantaba mi abuelita: “Que te cubre, que te cubre y atavía”.