Algunos estadounidenses que recibieron sus dosis de refuerzo más recientes en otoño le están preguntando a sus médicos cuándo deberían recibir la próxima dosis. El Reino Unido y Canadá ya recomendaron dosis adicionales para adultos mayores y personas inmunodeprimidas a partir de esta primavera.
Para la mayoría de los estadounidenses, el coronavirus se ha convertido en una amenaza tolerable, a la par de la gripe, que requiere precauciones mínimas, si acaso. Pero para las personas mayores y los inmunodeprimidos, el virus sigue representando un riesgo formidable.
Aproximadamente 300 personas todavía mueren cada día en Estados Unidos por causas relacionadas con el COVID-19, la gran mayoría de ellos adultos mayores de 70 años y personas médicamente frágiles o con sistemas inmunitarios deteriorados. Entonces, ¿deberían estas personas recibir una dosis de refuerzo de la vacuna en este momento?
Esa es la pregunta espinosa que enfrentan los funcionarios federales de salud.
Alrededor de 53 millones de adultos mayores de 65 años viven en Estados Unidos, y representan aproximadamente el 16 por ciento de la población, según la Oficina del Censo. Por otro lado, 7 millones de estadounidenses tienen sistemas inmunitarios débiles debido a alguna enfermedad o un medicamento.
Aunque la infección por el coronavirus puede ser un mero inconveniente o una enfermedad leve para un adulto relativamente joven y saludable, el COVID-19 puede significar una enfermedad grave, hospitalización y muerte para los adultos mayores y las personas inmunodeprimidas, afirmó Céline Gounder, médica especialista en enfermedades infecciosas y miembro principal de la Fundación de la Familia Kaiser.
“Creo que es razonable que las personas inmunodeprimidas y las que viven en ancianatos se apliquen una dosis de refuerzo cada seis meses”, afirmó Gounder. “No creo que los refuerzos anuales para todos tengan sentido”.
Algunos estadounidenses que recibieron sus dosis de refuerzo más recientes en otoño le están preguntando a sus médicos cuándo deberían recibir la próxima dosis. El Reino Unido y Canadá ya recomendaron dosis adicionales para adultos mayores y personas inmunodeprimidas a partir de esta primavera.
No hay certeza de si la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por su sigla en inglés) seguirá el ejemplo. En un intento por simplificar lo que se había convertido en una serie abrumadora de lineamientos sobre la vacunación, la agencia declaró en enero que pasaría a ofrecer una sola dosis a todos los estadounidenses cada otoño, como es el caso de la gripe.
“Esperamos que la simplificación del régimen de vacunación contra el COVID-19 en un futuro no muy distante conduzca a que más personas se vacunen en los próximos años”, declaró la agencia a través de un comunicado.
Una estrategia única podría no funcionar. Los estadounidenses son “diversos en cuanto a edad, en cuanto a riesgo, en cuanto a nuestra percepción del riesgo”, afirmó Ofer Levy, director del programa de vacunas de precisión en el Hospital Infantil de Boston y asesor de la FDA.
Lo ideal, dijo Levy, es que una persona de alto riesgo pueda consultar con un proveedor de atención médica y decidir si necesita una dosis adicional de la vacuna.
La inmunidad contra la infección disminuye después de unos pocos meses en casi todas las personas vacunadas. Pero en las personas con sistemas inmunitarios débiles, la protección de una dosis de refuerzo en el otoño “disminuye lo suficientemente rápido como para que en la primavera o el verano ya no puedan distinguirse de las personas que no recibieron el refuerzo”, afirmó Jeremy Faust, especialista en medicina de emergencia y experto en políticas de salud en el Brigham and Women’s Hospital de Boston.
“Las personas inmunodeprimidas tienen un periodo de beneficio muy corto con el refuerzo”, afirmó Faust. “Y entonces tienen que volver a reforzarse”.
Faust citó datos sobre la primera ronda de dosis de refuerzos, que se ofrecieron en el otoño de 2021 y que atacaban la versión original del virus. Hay mucha menos investigación sobre la eficacia de los refuerzos bivalentes que salieron al público el otoño pasado, y no hay datos sobre el momento ideal para aplicarse la próxima ronda de vacunas adicionales.
La escasez de información hace que algunos expertos duden en recomendar otra dosis de refuerzo para cualquier grupo de personas, incluso los más vulnerables.
“Dada la falta de datos, no creo que sea justo decirle a la gente “inyéctese un agente biológico”, afirmó Paul Offit, director del Centro de Educación sobre Vacunas del Hospital Infantil de Filadelfia y asesor de la FDA.
“Cuando brindan recomendaciones, les corresponde mostrar los datos en los que se basa esa recomendación”, dijo Offit sobre las autoridades federales de salud. “De lo contrario, solo están diciendo: ‘confía en nosotros’”.
La FDA no comentó sobre los planes para considerar ofrecer dosis de refuerzo con más frecuencia que una vez al año.
“Continuamos monitoreando de cerca los datos emergentes en Estados Unidos y en todo el mundo, y basaremos cualquier decisión sobre las dosis de refuerzo adicionales en esos datos”, declaró la agencia en un comunicado.
Incluso si la FDA autoriza otra dosis de refuerzo para esta primavera, no se sabe con certeza cuántas personas optarían por aplicársela. Apenas un poco más del 16 por ciento de los estadounidenses, y solo el 42 por ciento de los adultos mayores de 65 años, han decidido administrarse las dosis de vacunas bivalentes.
“Si las dosis de refuerzo funcionan, solo serán efectivas si las personas se las aplican”, afirmó Eric Rubin, editor en jefe de The New England Journal of Medicine y asesor de la FDA. “Ese es un problema mucho más grande que un refuerzo adicional”.
Camille Kotton, quien trata a pacientes inmunodeprimidos en el Hospital General de Massachusetts, en Boston, afirmó que la mayoría de ellos no estaban al día con sus vacunas. Citó muchas posibles razones: no conocen las recomendaciones, sienten que la información es demasiado confusa o simplemente ya quieren dejar atrás la pandemia.
“Es genial centrarse en otra dosis de vacuna bivalente, pero me preocupa que ni siquiera hayamos administrado la vacuna bivalente a la mayoría de las personas inmunodeprimidas y los ancianos”, afirmó. “Quizás deberíamos centrarnos en esas poblaciones”.