Que este día sirva para pensar en cambiar el rumbo de la nación panameña y que en los próximos años podamos tener una mejor relación entre el capital y el trabajo y brindar por los siguientes 150 años del Día Internacional de los Trabajadores.
En esta fecha, al conmemorar las gestas obreras que dieron paso a conquistas laborales y sociales de los trabajadores, es oportuno reflexionar sobre su contenido. No únicamente el hecho de haber dado paso a una jornada de trabajo de ocho horas, en donde hoy se analiza, a través de varias corrientes sociales y económicas si es necesaria la reducción de la jornada laboral a menos de ocho horas diarias.
Esas corrientes sociales y económicas también han hecho un giro importante en resaltar la función del empleado. El nuevo pensamiento gerencial lo transforma y se promueve que lo más importante en una empresa es el empleado; hacen unos años se indicaban que lo más importante en una empresa lo es el cliente. Tú cuida al empleado y el empleado cuidará de tus clientes.
Lo fundamental de esta forma de pensar y actuar es buscar la conciliación de las partes entre lo que se denominan el capital y el trabajo. Es un cambio de paradigma. Esa unidad promueve el crecimiento y desarrollo de todos.
Cualquier iniciativa que genere empleo digno y seguro para los trabajadores es importante en un país que busca su desarrollo. No podemos ver a la empresa privada como enemiga de los trabajadores, ni ver a la empresa privada como explotadora. Ni la empresa privada ver a los trabajadores como enemigos y esclavos.
En nuestro país post pandemia se ha incrementado la informalidad, provocando que los esfuerzos que hacen los que desde esa función trabajan, no sean considerados en el desarrollo de la nación. Por lo que las condiciones dignas de empleos desaparecen, y asegurar una vejez digna también.
Es oportuno mencionar la colaboración que brindan los empleados públicos en esa función de servicio. Fue allí donde se dio la primera jornada reducida y, precisamente, fue el modelo para ser aplicada en la empresa privada.
Siempre hemos asociado al movimiento laboral con el sindicalismo. Seguro estoy de que se trata de una muy buena forma de organización, la cual, igualmente, requiere de transformaciones y de cambios de paradigmas para no quedarse atrapado en el pasado.
Porque, asimismo, se requiere en su funcionamiento transparencias y rendición de cuentas. Los sindicatos como entes que busquen el bien común de sus miembros y no desviar los objetivos de su funcionamiento y el propósito de su creación.
La conciliación de posiciones se da para una mejor convivencia en la relación de trabajo, contribuyendo a un mejor ambiente laboral. Esto nos lleva a buscar mejores condiciones para ambos, el capital y el trabajo.
En nuestra vecina Costa Rica desde hacen unas siete décadas se inició un proceso de cambio en la estructura laboral denominado SOLIDARISMO, como fórmula de democratizar el capital y satisfacer las necesidades de empresarios y trabajadores. Un vínculo común entre el patrono y el trabajador y de manera conjunta incrementar la producción y mejorar las condiciones socioeconómicas de los trabajadores.
En el desarrollo de Panamá requerimos mejores empleados, en condiciones dignas con una mejor educación, salud, organización y así también tener patronos responsables y que contribuyan desde sus empresas a que haya mejores ciudadanos. El propósito inicial del Solidarismo fue impulsar en los trabajadores el ahorro con el apoyo del patrono.
Quizás eso hizo que en ese hermano país se desarrollara más concretamente el Movimiento Cooperativo, que también contribuyó a la mejora de las condiciones sociales de sus miembros. Que este día sirva para pensar en cambiar el rumbo de la nación panameña y que en los próximos años podamos tener una mejor relación entre el capital y el trabajo y brindar por los siguientes 150 años del Día Internacional de los Trabajadores.