Con tan solo 22 años, la número 1 del mundo se convierte en la primera que renueva el título desde la belga Justine Henin en 2006, la última que pudo considerarse soberana de la tierra batida parisiense.
La polaca Iga Swiatek conquistó su tercer Roland Garros, el segundo consecutivo, proclamándose reina de un torneo que lleva años con el trono vacante, ocupado solo de forma provisional por una sucesión de campeonas que no lograban confirmar su hegemonía.
Con tan solo 22 años, la número 1 del mundo se convierte en la primera que renueva el título desde la belga Justine Henin en 2006, la última que pudo considerarse soberana de la tierra batida parisiense.
Un día antes de la final masculina, en la que el serbio Novak Djokovic aspira a levantar también su tercera copa en Roland Garros y elevar a 23 su palmarés de Grand Slams, contra el noruego Casper Ruud, que repite final, Swiatek demostró su poderío en el tenis femenino.
En su cuarta final de un Grand Slam sumó su cuarto título, en una final alambicada contra la checa Karolina Muchova, 43 del ránking, por 6-2, 5-7 y 6-4, que a sus 26 años jugó su primera final de un grande tras haber superado un laberinto de lesiones.
Cuando el partido parecía abocado a uno de esos paseos a los que acostumbra la polaca, reaccionó la checa, que venía de fulminar en semifinales a la número 2 del ránking, la bielorrusa Aryna Sabalenka, y amagó con la remontada.
No era un simple aviso, porque Muchova se ha ganado en el circuito una fama de “matagigantes”, por haber derrocado a las cinco top-3 que se ha cruzado en su carrera.
Contra las cuerdas, tras perder su primer set en París en diez confrontaciones, Swiatek reaccionó para poner freno al desafío de la checa, que pasó cerca de dar la sorpresa, pero adoleció de algo de lucidez en el tramo definitivo.
LLANTO DE MUCHOVA
Muchova lloró amargamente por la derrota -la victoria le habría convertido en la tercera checa en triunfar en París-, pero se marcha de la capital francesa con su mejor actuación, a las puertas del top-10 y con una sensación extraordinaria.
Haber tuteado a las dos mejores jugadoras del momento, con un tenis variado, vistoso, técnico, le convierten en un valor seguro para el futuro.
Pero le faltó algo, un punto de agresividad para derrotar a una jugadora que comienza a tener una trayectoria que apunta a las más altas del circuito.
Swiatek iguala con Arantxa Sáncez Vicario, Monica Seles, Serena Williams y Margaret Court en títulos en Roland Garros, se queda a uno de Henin, a tres de Steffi Graf y a cuatro de Chris Evert, de cuyas manos recibió la Copa Suzanne Lenglen, que se destapó accidentalmente cuando quiso elevarla al cielo.
Con cuatro grandes, iguala con la japonesa Naomi Osaka y se queda a tres de Venus Williams, entre las jugadoras que siguen en activo.
Además, la polaca es la más joven en conseguir su cuarta corona desde Serena Williams en 2015 y su trayectoria y su amor por la tierra batida han hecho que se le compare con su admirado Rafael Nadal.
Con 28 victorias y solo dos derrotas, la polaca demuestra su eficiencia en un torneo que ella misma dice que es el más importante de su carrera.
Swiatek supera las 60 victorias en Grand Slam, algo que nadie conseguía desde Serena Williams, y demuestra una eficacia del 100 % en finales.
Pese a esos números, la polaca rechazó fijarse trayectorias y prefirió quedarse con el trabajo diario.
“No miro el futuro, estoy contenta con lo que voy haciendo. Solo pienso en mejorar cada día, pero no me fijo objetivos de récords que lograr”, indicó.