El gobernador de la Reserva Federal (FED) y vicepresidente de Supervisión, Michael Barr, propuso este lunes una serie de cambios en el sistema bancario estadounidense, entre ellos, requisitos de capital más duros para los bancos grandes y medianos, con el objetivo de evitar nuevas quiebras.
En un discurso pronunciado en el laboratorio de ideas Bipartisan Policy Center, Barr expuso su visión para actualizar los estándares de capital, fruto de una revisión que se centró en los requisitos de capital para los bancos de más de 100.000 millones en activos totales.
“Revisé si los cambios serían apropiados para alinear mejor los requisitos de capital con la asunción de riesgos, para ayudar a garantizar que nuestro sistema bancario sea lo suficientemente resistente para cumplir su función vital en nuestra economía”, afirmó Barr en su discurso.
Entre las medidas propuestas está la de incluir en las supervisiones bancarias a los bancos con más de 100.000 millones en activos totales. Estos bancos tendrán que cumplir estándares de capital más estrictos, guardar capital adicional para prepararse mejor para los riesgos emergentes.
La visión de Barr, que como el mismo advirtió es personal y no de la FED, es la misma propuesta de otras instituciones como la Corporación Federal de Seguros de Depósitos (FDIC, en inglés).
El pasado mes de junio, su presidente, Martin Gruenberg, abogó en un discurso por “una supervisión más estricta” de este tipo de bancos.
“Un umbral de 100.000 millones sometería a más bancos a nuestras reglas de capital más sensibles al riesgo en comparación con el marco actual, que se aplica a las empresas que son internacionalmente activas o tienen 700.000 millones o más en activos”, Barr en su discurso.
La experiencia reciente “muestra que incluso los bancos de este tamaño pueden causar estrés que se extiende a otras instituciones y amenaza la estabilidad financiera”, afirmó en clara alusión a la inestabilidad que provocó la quiebra a comienzos de año de Silicon Valley Bank, First Rebublic Bank y Signature Bank.
Y por ello, agregó, “el riesgo de contagio implica que necesitamos un mayor grado de resiliencia de estas entidades de lo que pensábamos anteriormente”.