Hoy tenemos la oportunidad de volver a tener un Presidente (Martín Torrijos Espino) que ya pertenece a la historia de Panamá, pero que sigue comprometido en la búsqueda de soluciones a través del trabajo y no de la suerte.
A través de los años he comprobado que la suerte depende del azar y que el éxito depende del trabajo y la perseverancia en hacer algo.
En el caso de Panamá, que tuvo la suerte de surgir en una zona geoestratégica de gran valor, también ha sido bendecida por hombres que, a base de trabajo y visión de Estado, han convertido nuestra ubicación en una fuente permanente de activos económicos que marcaron el destino de nuestra nación.
Sin demeritar las grandes creaciones de mentes brillantes que contribuyeron al desarrollo económico y social, como lo son el centro bancario y logístico, el régimen de sociedades y la marina mercante, nos centraremos en la obra que le ha dado un apellido a nuestra nación, el canal y sus obras anexas.
En este orden de ideas, podemos decir que hay tres eventos sobre el canal que han marcado a Panamá. El primer evento, por supuesto, fue su construcción, concluida en 1914. El segundo fue la firma del Tratado Torrijos-Carter y el tercero su ampliación aprobada durante la administración del presidente Martin Torrijos, en el año 2006.
Podemos decir que la construcción del canal fue el resultado del esfuerzo de aquellos próceres que lograron la separación de Colombia y la firma de un tratado, pocas veces valorado en su justa dimensión, que permitió la construcción de este.
El segundo evento que destacamos fue el Tratado Torrijos-Carter, que permitió el perfeccionamiento de nuestra soberanía y la mejor utilización de nuestro principal recurso económico.
Posteriormente, la visión de estadista de Martin Torrijos Espino, quien sometió a consideración del pueblo panameño la ampliación del canal, aprobada democráticamente en referéndum por casi un 77% de la población.
Hoy en día, todos los panameños gozamos de los beneficios de tener una vía acuática competitiva, y esa ampliación ha permitido que la carga transitada aumente en un 60% y en esa misma proporción están las entradas al fisco.
Actualmente, necesitamos administradores de la nación con visión de Estado, que, frente a una minoría que se opuso a estas grandes obras, tengan y se comprometan con perseverancia y una vocación de trabajo que esté por encima de intereses circunstanciales, que no dejan de ser pasajeros y mezquinos.
Hoy tenemos la oportunidad de volver a tener un Presidente que ya pertenece a la historia de Panamá, pero que sigue comprometido en la búsqueda de soluciones a través del trabajo y no de la suerte.