Construir una escuela 9 años, construir un hospital 8 años

Construir una escuela 9 años, construir un hospital 8 años
El autor es licenciado en Contabilidad, CPA, posee MSc y es ciudadano toleaño. Foto, archivos.

Hay varios antecedentes en ese sentido de que las obras públicas de infraestructura que beneficien a la comunidad y están envueltas en una investigación por algún tema ético ocurrido en la misma, no se debe paralizar sino continuar ambas cosas, la construcción y la investigación.

Con la cruda realidad que enfrentan los pacientes que buscan alivio a sus males, en el Hospital Oncológico en la ciudad de Panamá, hemos visto un drama humano. Pero más allá del drama humano que esa situación deja ver. Escuchó a un alto funcionario del Ministerio de Salud, responsable de infraestructuras, en una entrevista en un medio de comunicación nacional, decir que un hospital tarda ocho años en construirse.

Sin embargo, hemos observado como, poco a poco, se deterioran las construcciones iniciadas y no concluidas y que van más allá de ocho años. El proyectado hospital en la ciudad de La Concepción, en el distrito de Bugaba, en la provincia de Chiriquí, cuyas estructuras se están deteriorando y la construcción del edificio aún no se termina.

Así mismo en nuestras giras tanto en el Chiriquí profundo, como en otras regiones del país y, sobre todo, en las zonas comarcales, vemos como puestos de salud, prospectos de centros de salud, edificaciones abandonadas sin que se concluyan las mismas. Ni hablar del tiempo que lleva la Ciudad Hospitalaria o Ciudad de la Salud y no se ha concluido, creo más de ocho años.

Por el lado de las escuelas y solo de manera ilustrativa a la Escuela Antonio José de Sucre, en la ciudad de David que a la fecha sigue en fase de construcción y donde los beneficiarios de esas instalaciones como principales usuarios siguen deambulando por varios edificios para lograr recibir sus programas escolares.

Semanas atrás observamos en los medios de comunicación que los estudiantes en Santiago de Veraguas solicitaban que se les concluyera la construcción del Colegio. Ese edificio cuya construcción se inició hacen varios años y aun no se termina. Se nota desde la vía, el deterioro de las estructuras levantadas que serían el futuro edificio del Colegio en esa región de Veraguas, camino a Santa Fe.

Ahora bien, alguien dirá que las construcciones se paralizaron para investigar, porque en algún lado de la operación surgió un acto de posible corrupción o es que se acabó la plata y no hay presupuesto para pagar a los contratistas. Estas motivaciones que pueden tener mucho sentido son importantes e interesantes, pero mientras se investiga, la obra debe continuar su construcción.

Si se trata de obras que benefician a la comunidad y que darán soluciones inmediatas, no se debe suspender la construcción, por actos relacionados a malos manejos del procedimiento.

Si lo que ocurre es una falta de fondos y se paraliza la construcción, es responsabilidad de la institución haber proyectado el presupuesto para los fondos requeridos.

En el tema del acto de corrupción en una obra licitada, que daría tránsito a una investigación de los organismos de control, pero mientras esa investigación se da, la obra debe continuar, no es posible paralizar una obra mientras se resuelven interminables investigaciones que a lo mejor no terminan en nada, sino en afectar más a los posibles usuarios.

Hay varios antecedentes en ese sentido de que las obras públicas de infraestructura que beneficien a la comunidad y están envueltas en una investigación por algún tema ético ocurrido en la misma, no se debe paralizar sino continuar ambas cosas, la construcción y la investigación.

A lo mejor cuando se concluya la investigación ya la obra estará dando el servicio para lo que fue creada.

Así, posiblemente, una escuela y un hospital se construirán en menos tiempo.

Si la construcción no puede seguir por mala elección del espacio fisico en donde se construirá, debe cesar la misma. Pero nunca dejarla en un estado de abandono.

 

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