Las lágrimas inundan a mitad de mundo

Las lágrimas inundan a mitad de mundo
El autor es licenciado en Contabilidad, CPA, posee MSc y es ciudadano toleaño. Foto, archivos.

Fernando Villavicencio también fue víctima de esos que pueden ser parte de los avatares de la política latinoamericana, al ejercer su función como presidente de la Comisión de Fiscalización y Control Político, en la Asamblea Nacional del Ecuador.

Así se denomina el destino turístico en Ecuador. Icono perenne del centro del mundo. Hoy inundado en lágrimas, por un pueblo que llora por la seguridad de sus ciudadanos. Situación que afectará al turismo, sino se toma control de ese tema.

El magnicidio ocurrido, pone de relieve la necesidad de darle prioridad a la seguridad, pero también a sus orígenes.

El asesinato de Fernando Villavicencio, un destacado periodista, hecho a prueba de fuego; desde sus inicios enrolado en las luchas sociales y, sobre todo, la denuncia por actos que él consideraba corruptos y poco transparentes, es la respuesta a la falta de tolerancia a la idea ajena.

También fue víctima de esos que pueden ser parte de los avatares de la política latinoamericana, al ejercer su función como presidente de la Comisión de Fiscalización y Control Político, en la Asamblea Nacional del Ecuador. Tema que género, diferencias y volvemos al concepto de mezcla irracional de falta de tolerancia, siendo asambleísta cesado; en la muerte cruzada.

Desde sus luchas sindicales en empresas petroleras y pasando a su función que ejerció con valentía, el periodismo investigativo y, especialmente, de denuncia en temas concretos y enfrentando el poder político en un país convulsionado y ahora sometido a la inseguridad, lo llevó a ofrendar su vida, por la dignidad de un pueblo noble.

Las luchas sociales y políticas de un país que no logra definir su futuro, afectado por conductas consideradas corruptas, lleva a ese fenómeno político sobre la violencia a los periodistas. Fue allí la mayor labor de Fernando Villavicencio, que lo condujo a la Asamblea y buscaba presidir a esta nación.

Ecuador, a través de las luchas sociales por los grupos originarios, que también es un tema en varios países latinoamericanos y que en Panamá en alguna forma se agitan. Ya sean esas reclamaciones con razón o sin ellas, con intereses particulares o preconcebidos, es un tema de integración al desarrollo de cada nación.

La muerte del periodista, del politico, del ciudadano Fernando Villavicencio, debe servir para enrumbar los destinos de un país agitado y convulsionado por la política criolla y el fortalecimiento de la institucionalidad, buscando formas de eliminar la inseguridad y fortalecer el estado de derecho. Otro país, rumbo al estado fallido no conviene a esta América libre y democrática en donde todos sus integrantes son importantes.

Las corrientes ideológicas de lo que se puede llamar socialismo del siglo XXI, y que parecen ser parte de una lucha constante de Villavicencio, por ser contrario a quienes liderizan esos estándares en Ecuador, y haber sido inquebrantables en sus denuncias, requieren ser debatidas y contrarrestadas con acciones que permitan el desarrollo y la integración de quienes están desplazados en cada país y del cual nuestra nación no está lejos de esos movimientos sociales.

Las propuestas del socialismo del siglo XXI ya han fracasado en el pasado en otras latitudes y se encuentran desfasadas, entre ellas las esbozadas económicas no están detalladas y que las mismas no contribuirán al desarrollo de los países en donde se tratan de implementar y, sobre todo, en nuestra América, lo que hace necesario mover el péndulo ideológico.

Otras acciones, buscar alternativas que no desestabilicen a los países, sin dejar que se escuche al reclamante de servicios públicos.  Como he dicho en otras ocasiones, jamás estaría en contra de la protesta, pero que estas protestas no afecten a derechos de las mayorías. Evitando al máximo la lucha de clases, porque ella no conduce a nada. Que la muerte de Villavicencio sea la antorcha que ilumine a esa nación.

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