“Raisi es un asesino, abajo con Raisi”, gritaban los manifestantes, en una mezcla de inglés y farsi, pocas horas antes de que el mandatario pronuncie su discurso por la apertura del 78 período de sesiones de la Asamblea General.
Un grupo de cientos de iraníes, la mayoría simpatizantes del grupo opositor Consejo Nacional de la Resistencia Iraní (CNRI), se congregaron este martes frente a la sede de la ONU en Nueva York para protestar por la presencia del presidente de Irán, Ebrahim Raisi, en la Asamblea General.
“Raisi es un asesino, abajo con Raisi”, gritaban los manifestantes, en una mezcla de inglés y farsi, pocas horas antes de que el mandatario pronuncie su discurso por la apertura del 78 período de sesiones de la Asamblea General, que durante estos días reúne a mandatarios y representantes de todo el mundo en la ciudad.
Rodeados de banderas del CNRI, los asistentes coreaban consignas, mientras al frente, sobre un escenario, miembros de la comunidad iraní en Estados Unidos condenaban el trato desigual de las mujeres en Irán o la represión de las protestas que se desataron hace un año, tras la muerte de la joven Mahsa Amini, y que han dejado un saldo de al menos 500 muertos.
Un poco más atrás, a la entrada de la plaza Dag Hammarskjöld, donde tuvo lugar la concentración, un grupo de carteles recordaba a varias mujeres que han perdido la vida en las protestas de 2022.
“Estudiante”, “Abogada”, “Madre de familia”, se podía leer en las pancartas, donde la cara de cada mujer estaba enmarcada por la frase “Caída por la libertad en Irán”.
A pocos pasos, una instalación considerablemente más grande recogía las fotografías de decenas de personas fallecidas a lo largo de los años por la represión del gobierno, desde las ejecuciones de prisioneros políticos de 1988 hasta el presente.
“He venido a decirle a las Naciones Unidas, a todo el mundo: ¿cómo dejáis que venga un criminal a hablar como representante del pueblo iraní? ¡Es un asesino!”, dijo a EFE Mina Entezari, que fue encarcelada durante siete años por las autoridades por su apoyo a la oposición.
Después, en el verano de 1988, el conocido como “comité de la muerte”, que estaba integrado, entre otros, por Raisi -entonces vicefiscal general de Teherán-, ordenó la ejecución de “todos mis compañeros de celda afiliados al principal grupo opositor”, explicó. “Perdí a todos mis amigos en esa masacre”, dijo Entezari.
Junto a ella estaba Dehghan, a quien todos llamaban “Madre Dehghan”, que también estuvo retenida durante años junto a su hija en una cárcel de Shiraz, y que perdió a siete miembros de su familia, incluidos tres hijos.
Dehghan explicó a EFE que está muy preocupada por las generaciones más jóvenes, que no tienen libertad “para expresar cómo se sienten”. “Son como mis hijos”, añadió.
Las dos mujeres explicaron que llevan años concentrándose frente a la ONU para pedir lo mismo. Dehghan, de hecho, que se mudó a Estados Unidos hace 30 años, lleva desde entonces involucrada con la organización de las protestas y dijo que siempre ha habido mucha gente.
Algunos de los asistentes dijeron a EFE que llevan más de 20 años acudiendo a esta marcha, que se celebra cada año con motivo de la Asamblea General de la ONU, y que suele reunir a cientos de personas, tanto nacidos en Irán como descendientes de iraníes.