Hemos expresado en otras ocasiones que la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) ha dedicado los 10 años entre el (2019-2028) como el decenio de la Agricultura Familiar, lo que en este país, por mucho tiempo, se ha expresado como una Agricultura de Subsistencia.
Que el decenio promueva el estudio, análisis, y trabajo de los sistemas vinculados a la agricultura y la alimentación, refleja la importancia que hay que darle a esta actividad y cómo sostenerla en el futuro.
En algunos foros sobre el tema, también hemos indicado que una forma de fortalecer el mecanismo de subsistencia para convertirlo en Agricultura Familiar, por la gran cantidad de personas que depende de esta actividad para sus operaciones diarias como negocio y el apoyo a su familia, unas 245 mil explotaciones, con cifras antes de pandemia; será necesario desarrollar las bases de un Banco de Fomento del Sector Agropecuario y de la Agroindustria.
Diseñar Políticas Públicas, en el sector agropecuario que permita segmentar las operaciones agrícolas quizás, partiendo de hechos muy sencillos, en los que se definen como Agricultura Familiar, Agricultura Comercial y la Agro agricultura Industrial.
Partiendo de actividades de apoyo a ese segmento productivo que contribuya a mejorar su producción, pero también la comercialización, de sus productos por lo que se requiere el apoyo de las instituciones del sector, no únicamente en tema extensivo de la producción propiamente dicha, sino, en temas adicionales como logística, llegar a los mercados y la venta como el resultado final del esfuerzo realizado. Alli entrarían los temas vinculados al mercadeo.
Una idea precisa seria convertir el actual Banco de Desarrollo Agropecuario, en un Banco de Fomento Agropecuario e Industrial, permitiendo también la bancarización del sector en donde esos usuarios participarían de manera integral del desarrollo económico y el acceso a los servicios financieros, mejorando así la tasa de bancarización de los panameños.
Convertir la actual estructura del BDA en un banco completo con todas las estructuras bancarias, tal como ocurre con los otros bancos estales, y formando parte del sistema bancario del país, con las condiciones propias exigidas a la banca, sería un paso importante para el sector.
Apoyando directamente a los productores de ese sector o sea de la Agricultura Familiar, en temas de extensión, cosecha y manejo de postcosecha, comercialización, seguros, investigación, con el propósito de que esos productores denominados de subsistencia, que harían de la agricultura un desarrollo familiar, puedan escalar a una nueva estructura productiva y, posteriormente, pasar a integrarse al sistema bancario nacional, para pasar al segmento de la agricultura comercial.
Hacer del BDA una reingeniería para convertirlo en un banco productivo y de apoyo al agro, como parte de las contribuciones en el fomento nacional. Experiencia al respecto hay en otros países que sirven de modelo.
El gran legado seria que el Banco de Fomento, contribuya en el crecimiento del productor como esencia de esa agricultura de subsistencia, pasando a lo que define la FAO como Agricultura Familiar y convertirlo en Agricultura Comercial, por lo que es necesario definir políticas públicas que lo hagan realidad, como ya ha ocurrido en otros lugares como Vietnam y Filipinas, por citar solo ejemplos concretos al respecto.
Panamá, desde su Centro Bancario, daría ejemplos y modelos para ese desarrollo. Igual suerte debe correr el Banco Hipotecario Nacional para que se convierta en un verdadero banco de fomento a la vivienda, cumpliendo con todas las exigencias de la banca en este país, pero dando soluciones concretas. Se moderniza el sector partiendo desde lo más básico.