Jóvenes en acción, certeza de cambio

Jóvenes en acción, certeza de cambio
El autor es consultor político. Foto, cortesía.

Los jóvenes hoy están calibrando las opciones presentes de liderazgo político y están planteando con claridad meridiana sus exigencias: un liderazgo honesto, comprometido con la gente, garante de la soberanía, constructor de cambio, futuro y esperanza.

Todos hemos sido testigos de las protestas que están ocurriendo actualmente en nuestro país.  Grupos de jóvenes lideran a lo largo y ancho del territorio una protesta masiva y espontánea que tiene como objetivo rechazar un contrato minero que representa todo lo que odian y temen: el despojo a la soberanía, la corrupción institucional que lo permite, y la prepotencia de un gobierno que quiere comprometer al país a una situación indigna, ya superada por héroes a quienes les debemos la integridad territorial de la que hoy disfrutamos.

Los jóvenes panameños tienen razón: merecen un presente más digno y un futuro con más esperanza.

Vamos a estar claros: El sentimiento social del país está determinado por la decepción, la desesperanza y un gran enojo construido por aquellos que nos enrostran lo que nada les costó, pero que con gran orgullo exhiben.

Ningún panameño consigue explicarse por qué razones tiene que tolerar vivir una época de empobrecimiento inexplicable, malformación de las expectativas sociales y autoritarismo ilegítimo, que está muy lejos de la oferta política de democracia y bienestar que todos anhelamos.

Los panameños estamos indignados y movilizados alrededor del asco social que provoca la corrupción descarada y la perversidad de un gobierno que se ha corrompido al punto de hipotecar el futuro de la nación de forma inconsulta.

Que nadie se equivoque: Esta protesta masiva y espontánea representa no solamente un rechazo a un contrato vende patria e inconstitucional, sino el repudio nacional a un gobierno y a una forma de ejercer el poder ineficiente, corrupto y prepotente.

Los jóvenes salen a las calles a gritar sus consignas porque hay un vacío de liderazgo. Ellos no ven una alternativa política con el coraje de representar sus necesidades y su ansiedad de cambio. Ellos nos están dando a todos una gran lección de coraje cívico, porque nos están diciendo que no van a permitir con su silencio, que continue una forma de dirigir al país que reproduce la desesperanza, la exclusión, la pobreza y la falta de oportunidades.

Los jóvenes hoy están calibrando las opciones presentes de liderazgo político y están planteando con claridad meridiana sus exigencias: un liderazgo honesto, comprometido con la gente, garante de la soberanía, constructor de cambio, futuro y esperanza.

Por eso invito a entender la protesta en sus múltiples significados. Entendamos nuestra situación política y asumamos el momento con virilidad cívica. Hoy los jóvenes nos están diciendo con voz clara y fuerte, que esto no es lo que quieren y que a estos que hoy abusan del poder, tampoco los quieren.

El gobierno, y quienes no entienden la protesta, son los mismos que han sembrado en el país el enojo, la desesperanza y la frustración que hoy vemos en la cara de nuestros jóvenes y que, como jinetes de la ira, recorren las calles de nuestras ciudades, los senderos y caminos de nuestros campos.

Y si quienes tienen la oportunidad del cambio en sus manos, no se plantean una alternativa que tenga capacidades transformadoras, para que todas estas emociones consigan cauces de esperanza, todos pagaremos el costo social que hoy se proyecta como una advertencia que tiene sentido de urgencia.

Demos por bueno el mensaje y actuemos en consecuencia.

 

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