La unidad nacional en este aniversario de la patria viva, aunque herida, es necesaria para construir el futuro de la nación. Hay que conciliar posiciones, propuestas, dejar intereses personales y grupales, revisar las necesidades de los grupos, de los gremios, de la sociedad en sí.
El inicio de las festividades patrias, son saludadas con las protestas que convulsionan al país. A casi 15 meses de las sacudidas de julio de 2022, donde quedó una nación cuasi paralizada por los acontecimientos sociales y políticos del año pasado, no muy bien recuperada de los cierres con motivo de la pandemia, resulta que nos encontramos en un escenario incierto, convulsionado y, al parecer, sin salidas lógicas.
Las organizaciones sociales han lanzado un cúmulo de acciones, prolongadas por más de una semana. A estos acontecimientos se les unen los jóvenes que, en un resurgir estremecen sobre esos acontecimientos en un sentido de hacer ver su verdad, su sentimiento y su visión de país.
El compromiso de quienes dirigen Panamá, los que orientan la discusión de cómo seguir en el pais, son cuestionados por la juventud panameña, que lanza su grito de mejores dias para todos.
Las reclamaciones, no son por un tema específico, es una situación generalizada por todos los sucesos que se dan en el territorio nacional. Esta situación nos pone al corriente de la necesidad de escribir un nuevo contrato social, sobre el cual se desarrollará la vida de los connacionales.
Falta un ideal por el cual seguir, así como surgió el ideal en torno a la franja canalera, luego de los acontecimientos de enero de 1964, solo que en este momento las respuestas represivas se reciben de los propios nacionales y a la fecha no se ha logrado tender puentes de comunicación con quienes están en las protestas.
La unidad nacional en este aniversario de la patria viva, aunque herida, es necesaria para construir el futuro de la nación. Hay que conciliar posiciones, propuestas, dejar intereses personales y grupales, revisar las necesidades de los grupos, de los gremios, de la sociedad en sí.
Evitar promover las luchas de clases, los pobres de los ricos, los empresarios de los trabajadores, los empleados de los patronos, los servidores públicos de los usuarios, quizás sea una quimera pensar de esa manera, pero hay que buscar un ideal y encontrar los caminos de comunicación y cómo llegar a ese ideal.
No podemos quedarnos con la impotencia, con la inconformidad, con el deseo de cambios y no hacer nada. No es la solución. Estos acontecimientos mandan un mensaje claro de que se requiere cambiar de rumbo y la población lo está diciendo.
Mensajes precisos dados, incluso, a través de la consulta general que se hizo con motivo del bicentenario de la República, conocida como el diálogo de los 200 años.
Esos esfuerzos en donde una población se tomó el tiempo de expresar su inquietud y un grupo de personas logró analizar esos requerimos de la población y llevarlos a tareas propias para el futuro, no pueden quedar en papel y sin resultados. Es el futuro de la nación misma la que se presenta en esos documentos, por lo que vale la pena tomarlos en cuenta.
“Panamá es una patria herida, pero también una patria valiente y orgullosa. Una patria que ha sabido resistir y avanzar. Una patria que tiene una identidad propia y diversa. Una patria que merece ser honrada y respetada. Una patria que tiene un futuro prometedor”. Párrafo creado por medio de AI, de Bing de Microsoft.
Esa juventud que emerge en estos acontecimientos nos demuestra que podemos brindar por los próximos 120 años de vida republicana, porque el país ha despertado como despierta la juventud en su verde florecer de la vida. Que esta experiencia sirva para construir el futuro de la nación. ¡Viva Panamá!