Pérdidas millonarias

Pérdidas millonarias
El autor es licenciado en Contabilidad, CPA, posee MSc y es ciudadano toleaño. Foto, archivos.

¡Que viva Panamá!  Te quiero bella y hermosa, esta es la tierra que nos vio nacer y nos acogerá en el último día.  Ha llegado la hora de ser sinceros. LIBRE TRÁNSITO YA…

Tal como expresamos en el artículo anterior, saludamos en este aniversario con protestas a la patria viva, pero herida. Los cierres de vías más que dejar pérdidas económicas, han dejado a una poblacion indefensa, al abismo, sin dirección y sin respuestas.

No vale la pena escribir y repetir lo expresado en agosto de 2022, sobre los acontecimientos de julio del mismo año. Se repite la afectación a una población noble y sin quien la defienda.  La patria herida, reclama de sus hijos un trato digno en este aniversario y, sobre todo, de quienes son responsables de administrarla.

Lo más triste de todo esto es que, perdamos la confianza en nosotros mismos. No confiamos en los que gobiernan, en los que legislan y en los que administran justicia. Igualmente, no confiamos en las organizaciones, gremios, dirigentes, opinólogos, en nadie.

Pero es que nosotros mismos somos responsables de lo que ocurre.  Decimos hay pérdidas millonarias, 10 millones diarios, si eso lo llevo a una anualidad estaríamos hablando de 3,650 millones de balboas. Pensemos que se trata de ventas.

Me gustaría ver esas declaraciones de rentas para asegurarme que, entre todas las ventas de un año llegaron a ser declaradas en esa magnitud. Ni hablar de las utilidades o las ganancias que pudiera ocasionar dicha operación.

Escucho a otro decir que las pérdidas son por 68 millones de balboas diarios, eso  anualizado estaría por el orden de 24,820 millones de balboas. Casi el presupuesto del año de este país, bueno de los años anteriores, porque el próximo presupuesto tiene una cuasi cifra astronómica.

Pronto llegará la lucha y la batalla sobre el salario mínimo, el discurso será diferente, no hay ganancias y todo se va en costos. Entonces, entramos en un escenario poco serio, expresando una verdad a medias. Esto es lo que hace que no nos creamos a nosotros y no confiemos en nosotros mismos.

No sé si es que estoy siendo demasiado idealista, pero esto también hace que del lado de los trabajadores no crean en nada. Pero no podemos perder la confianza en nosotros mismos. Desde un gobierno que no nos dice la verdad y en un pueblo que puede exagerar la mentira. En un mundo donde la inmediatez está más cerca cada momento, no se puede hacer una cosa y decir otra.

Esta situación me recuerda una vieja fábula, muy famosa en estos días en el hermano país de Ecuador, que palabras más, palabras menos sintetiza: “Siempre aléjate de aquellos que te tratan de dividir; no puedes ayudar a los pobres destruyendo a los ricos, porque por principio no puedes fortalecer al débil debilitando al fuerte. Recuerda que todo aquel que te divide te quiere débil, para hacerte presa de su propia dictadura”.

Esto es lo que no queremos en el país, por ello necesitamos discursos coherentes en todo sentido.

Hay un país afectado, golpeado, irracionalmente incomunicado, paralizado, volvemos a lo mismo.  Qué hacen las autoridades en el sentido de que alguien vulnera el derecho al libre tránsito frente al uso irracional del derecho a la protesta.

Alguien podrá explicarnos qué hacer cuando un derecho es vulnerado por el uso excesivo y sin límites de otro derecho y ambos constitucionalmente establecidos en la Carta Magna. Ahora saldrá alguien a decir que se requiere reformar la Constitución o una constituyente para resolver ese entuerto jurídico.

Aun así, ¡que viva Panamá!  Te quiero bella y hermosa, esta es la tierra que nos vio nacer y nos acogerá en el último día.  Ha llegado la hora de ser sinceros. LIBRE TRÁNSITO YA…

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