Debemos buscar soluciones que sean menos gravosas para el problema actual y no aprovechar la situación con fines políticos, en un momento en el que necesitamos la colaboración de todos los panameños para lograr un bien común, en lugar de intereses particulares.
Todos los acontecimientos traen consigo aspectos positivos y negativos. La anarquía resultante de la decisión dolosa del Gobierno de aprobar un contrato minero que parece favorecer los intereses de una compañía minera, ha tenido un impacto desastroso en la economía de la población en su conjunto.
Sin embargo, entre los aspectos positivos, hemos visto emerger una gran cantidad de personas preparadas, inteligentes y deseosas de contribuir a superar esta crisis que, por el momento, parece carecer de soluciones debido a la intransigencia de quienes no tienen nada que perder y se apropian de movimientos cívicos bien intencionados.
Es importante reconocer y agradecer a los expertos en derecho que, movidos por un sentido de patria, han compartido su conocimiento en esta situación, incluso después de haber advertido sobre los riesgos del contrato minero antes de su firma.
No obstante, es inaceptable que algunos juristas aprovechen este escenario para obtener ventajas políticas, sabiendo que lo hacen por intereses personales.
No es mi objetivo defender a nadie, pero hasta el mismísimo Omar Torrijos, el más nacionalista de los gobernantes que hemos tenido, en la búsqueda de un desarrollo económico para el país, pensó que el desarrollo minero pudo ser una opción. Un ejemplo de esto fue la creación de la Corporación de desarrollo Minero de Cerro Colorado, aunque esta iniciativa no prosperó debido a la oposición de la comunidad local en Oriente Chiricano, preocupada por los impactos en sus actividades.
Las condiciones han cambiado con el auge del cambio climático y la creciente importancia de la protección del medio ambiente. En la actualidad, prevalece la necesidad de preservar nuestro entorno frente a actividades destructivas como la minería a cielo abierto.
No pretendo justificar las concesiones pasadas, ya que las circunstancias eran diferentes. Sin embargo, es lamentable que, en el presente, con la información disponible y las advertencias de la sociedad civil, se haya firmado un acuerdo que legaliza la explotación de una mina a cielo abierto, una de las formas más perjudiciales para el medio ambiente.
Como mencionó José Ortega y Gasset, las circunstancias en cada momento determinan si las acciones son buenas o malas. La historia está repleta de ejemplos en los que situaciones beneficiosas se tornaron perjudiciales y viceversa. Por lo tanto, debemos buscar soluciones que sean menos gravosas para el problema actual y no aprovechar la situación con fines políticos, en un momento en el que necesitamos la colaboración de todos los panameños para lograr un bien común, en lugar de intereses particulares.