Noboa, de 35 años, jurará el cargo en una ceremonia en la que estarán presentes el presidente de Colombia, Gustavo Petro, y el vicepresidente de Brasil, Geraldo Alckmin, entre otros.
El empresario Daniel Noboa comenzará mañana un Gobierno de apenas 18 meses, en los que deberá afrontar grandes desafíos económicos, sociales, y de seguridad, entre otros, y en medio de la expectativa ciudadana sobre los temas que abordará en una anunciada consulta popular para inicios de 2024.
Noboa, de 35 años, jurará el cargo en una ceremonia en la que estarán presentes el presidente de Colombia, Gustavo Petro, y el vicepresidente de Brasil, Geraldo Alckmin, entre otros.
Entre los asuntos urgentes que esperan a Noboa, figuran un déficit fiscal de 3.500 millones de dólares hasta fin de año, la necesidad de solventar el gasto corriente para el sector público, generar empleo y cumplir con los multilaterales, enumera el analista político César Ulloa.
Además afrontará la reducción de ingresos fiscales debido a la prohibición de explotar el Bloque 43-ITT, uno de los yacimientos de petróleo situados dentro del biodiverso Parque Nacional Yasuní.
Ese bloque tiene una producción promedio de 58.000 barriles de petróleo al día, lo que supone alrededor del 11 % del total de la producción de petróleo de Ecuador, que ronda los 480.000 barriles.
Su oferta de campaña para impulsar el trabajo juvenil mantiene a esa población expectante, mientras ronda la incertidumbre por la forma en que abordará la crisis energética, que ha obligado a racionamientos eléctricos diarios, y las consecuencias de la anunciada llegada del fenómeno del Niño.
Líneas rojas y diálogo
“Para el Nuevo Ecuador no hay líneas rojas para conversar, hay líneas rojas para el accionar. Tendremos tolerancia cero con la corrupción, este cambio debe destronar a los grupos de poder que se han enquistado en el Estado por décadas. Estamos abiertos al diálogo, pero no podemos pactar en contra del país”, dijo Noboa al recibir las credenciales como presidente electo.
Con un proyecto, que dice caracterizarse por ser “de paz, de progreso, sin condiciones para dialogar”, Noboa, quien fue asambleísta, tiene en lo político, el reto de conseguir acuerdos en la Asamblea Nacional para sacar adelante sus iniciativas.
Precisamente el pasado domingo, una alianza en el Parlamento allanó el camino para la designación del socialcristiano Henry Kronfle como su presidente.
“Este es el inicio de un nuevo Ecuador, con madurez política y liderazgo, donde se trabaja bajo el impulso de transformar el país. Confío en que el nuevo presidente de la Asamblea sabrá dirigir, mandar y acatar las normas constitucionales en beneficio de los ecuatorianos”, señaló entonces Noboa.
Dicha alianza está formada por el grupo oficialista Acción Democrática Nacional, el conservador Partido Social Cristiano y el movimiento correísta Revolución Ciudadana, que lidera el expresidente Rafael Correa (2007-2017).
Inseguridad
Ecuador vive una escalada de violencia sin precedentes, que las autoridades atribuyen al enfrentamiento entre bandas del crimen organizado vinculadas al narcotráfico.
En cinco años, Ecuador ha pasado de 5,8 a 25,32 asesinatos por cada 100.000 habitantes, la cifra más alta desde que se tiene registro, y según los expertos podría alcanzar incluso los 40 para finales de 2023.
En medio de esa espiral de violencia, está el asesinato en agosto pasado del entonces candidato presidencial Fernando Villavicencio, después de denunciar que había recibido amenazas de muerte.
Según el Informe Global Contra el Crimen Organizado Trasnacional (Gitoc), revelado en septiembre pasado, Ecuador ya está entre los diez países con mayor criminalidad del mundo.
Consulta popular
Noboa ha avanzado que entre sus primeras acciones como gobernante, citará nuevamente a las urnas a los ecuatorianos para que respondan a una consulta popular.
Hasta el momento se conoce que el proceso, previsto para el primer trimestre de 2024, versará sobre temas de seguridad y sistemas de jurados para tipos penales de crimen organizado y corrupción.
Noboa completará el período del presidente saliente, el conservador Guillermo Lasso, quien en mayo pasado invocó la llamada “muerte cruzada”, una figura constitucional que le permitió disolver la Asamblea Nacional y pedir la convocatoria a elecciones extraordinarias.