El día del educador se debe celebrar educando. Tenemos más de un mes en la mayoría de los casos las clases suspendidas por una protesta, que ya perdió el ideal con que se inició.
Tengo un gran aprecio y respeto por los maestros, profesores, en fin, educadores, ya sean estos de escuelas, colegios y universidades. Sobre todo, de aquellos que en alguna u otra forma estuvieron en nuestra formación.
Recuerdo con mucho respeto a los que fueron en nuestros años de educación primaria y siempre he dicho que mi maestra de cuarto grado, Anais I. de Álvarez, madre del Licdo. José Alberto Álvarez, me inculcó ese proyecto de estudiar. A ella nuestras oraciones hasta el cielo docente donde se encuentre.
Así mismo a todas y todos los que de una manera u otra guardan relación con esa formación, desde aquella educación primaria hasta la universidad. En esta última hacemos honores a la gran profesora Adriana Navarro, que fue la autora de esos logros académicos, ya en la etapa universitaria.
Saludar a los docentes en este día que se le dedica a honrar ese trabajo de educar y pulir el ideal de los hijos de esta patria, es fundamental. Pero será un día diferente. El día del educador se debe celebrar educando. Tenemos más de un mes en la mayoría de los casos las clases suspendidas por una protesta que ya perdió el ideal con que se inició.
La pérdida de clases luego de estos años duros y fatigados desde la pandemia y en el caso de Chiriquí, Bocas del Toro y la Zona Comarcal, agravado con lo ocurrido en julio de 2022, no contribuye en nada en la formación de las generaciones venideras. Cada día de clases que se pierde es como si se diera un retraso de 11 días en la formación del estudiante. El futuro nos pasará la factura sobre esa irresponsabilidad que ha significado el cese sin justificación de las labores educativas.
Las discusiones dadas en torno a los tranques y las respuestas de los educadores sobre el reclamo legítimo de una población que busca movilizarse por la razón que sea, no tienen justificación. El grado al que han llegado dichas acciones no son propias de un educador que dice estar luchando y con esa lucha estar educando.
Igualmente, el educador como formador de los futuros profesionales del país, debe entender dentro de la conciencia crítica que esto indica que, si la decisión final está en manos de un órgano del Estado que debe dictarla, es menester esperar a que llegue.
Ah, pero se me olvidaba que estamos frente a un Ejecutivo cuasi leseferista que no ha logrado ordenar el derecho al bien común que le corresponde, siendo el custodio de un bien jurídico tutelado como la seguridad, paz social y garantizar el libre tránsito.
La decisión es de ellos, pero afectar a una niñez y a una juventud que requiere ser atendida por una lucha que en estas condiciones no tiene sentido o por haberse metido en una huelga que ahora no saben cómo terminarla; porque no logran igualmente el plan de cierre de huelga, es una irresponsabilidad. Lo que vaya a ocurrir no pude ser controlado por los que están en protestas, mientras eso ocurra debieron regresar a sus aulas y atender sus responsabilidades.
En este día del educador que sirva de reflexión, para que quienes son responsables de la formación de esa generación, sobre el papel que deben jugar frente a los que forman, buscando aquella expresión que Octavio Fábrega, inmortalizó en el Himno al Educador: “Gloria al ser abnegado que cuida, con amor a la Patria, salud, al que pone la luz de la vida en el alma de la juventud”. FELIZ DIA.