La lección del pueblo chileno y el fin del populismo constitucional

La lección del pueblo chileno y el fin del populismo constitucional
Foto: EFE/Elvis González. Integrantes del denominado Team Patriota celebran hoy los resultados del plebiscito constitucional, en Santiago (Chile). Con más del 74 % de los votos escrutados, los chilenos rechazaron este domingo por un 55,4 % una segunda propuesta de nueva Constitución que votan en quince meses y decidieron mantener la carta magna actual, heredada de la dictadura militar (1973-1990) y ampliamente reformada en democracia.

Ni la propuesta de constitución de la izquierda, ni la derecha, obtuvieron los votos necesarios para imponerse


Lo sucedido en Chile con el largo y doblemente fallido proceso constituyente, es la prueba fehaciente de que el centro político, no solo existe, sino que decide. Ni la propuesta de constitución de la izquierda, ni tampoco la de la derecha, obtuvieron los votos necesarios para imponerse. En ambos casos, la mayoría dijo “No”, publicó el portal La Razón.

¿Cómo es esto posible? Muy fácil, existe gente no dogmática que entiende que una constitución no puede ser impuesta por una parcialidad (aunque sea la más parecida a su forma de pensar), sino producto de un consenso plural que represente al conjunto de la nación. Y es esto justamente lo que se llama “centro”, cuando se reconoce que el contrario o diferente debe tener los mismos derechos que uno, y la sensatez está por encima de la ideología. Lo cierto es que hubo gente que votó No en ambos casos, mandando el mensaje de que ni el problema ni la solución están en la constitución.

Por cierto, el presidente Boric fue muy hábil apropiándose de esa narrativa la misma noche electoral, dando por terminado ya el largo proceso comenzado antes de su acenso al poder. Le quitó hierro al hecho de que a todo efecto se mantiene la constitución anterior, tan satanizada incluso por sus partidarios. Y quienes hoy todavía sigan calificándola como la constitución de Pinochet, no han entendido nada todavía.

La constitución de Chile, es la constitución de Chile, y ampara a todos los ciudadanos. Es la constitución de una democracia fuerte con alternancia casi perfecta entre lo que insisten en seguir llamando izquierda y derecha. De hecho, resultó esclarecedor ver a los expresidentes Piñera y Bachelet votando y declarando el día del plebiscito.

 

Foto: Juan Manuel Nunez Mendez, Unsplash.

El mismo Boric, representante del estallido social reformista, pudo llegar al poder con esa misma constitución, lo que confirmaba ya lo que el pueblo luego ratificó, que ese no es el problema. Se podrá reformar con los mecanismos que la propia constitución plantea, eso sí.

De esta forma parece cerrarse un ciclo en la región latinoamericana, el del populismo constitucional que desde finales del siglo pasado había impuesto el marco discursivo de la refundación nacional para cambiar unilateralmente y sin consenso la norma suprema, abusando para tal fin de la mayoría electoral circunstancial.

Esto, que en la práctica es la supresión de los derechos de las minorías y la instauración de la dictadura de las mayorías, fue lo que permitió la permanencia indefinida en el poder de caudillos como Chávez, Correa, Morales y Ortega, entre otros.

Las consecuencias de ese método son evidentes, la destrucción de la democracia desde adentro y sobretodo, de la necesaria alternabilidad, sin que los problemas reales de la gente se resuelvan. Al final las soluciones provienen de la gestión pública y los pueblos tienen derecho a cambiar de preferencia según su evaluación, para lo cual votan periódicamente. Y no importa quien gobierne, los derechos individuales y humanos deben ser los mismos y aplicar para todos.

Las constituciones no son asunto de mayorías y minorías, sino de consensos plurales a largo plazo. Que cada ciclo electoral conlleve una nueva constitución adaptada a los intereses a la corriente ideológica de turno, es simplemente una aberración. Gracias al pueblo chileno por la lección.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *