“Israel no tiene una estrategia ni visión clara sobre cómo sería un escenario de posguerra”, aseguran analistas
Hay mal humor entre Estados Unidos e Israel. La explicación, de acuerdo al diario argentino Clarín, es porque el primer ministro Benjamín Netanyahu insistió esta vez con mayor intensidad posiblemente, sobre su posición contraria a la existencia futura de un Estado palestino como le demandan Estados Unidos y la Unión Europea, además de sus aliados regionales del mundo árabe.
Las declaraciones provocaron una recriminación inmediata por parte de la Casa Blanca. Y este viernes una imprevista llamada del presidente Joe Biden para reiterarle directamente al mandatario israelí que “la única salida a esta crisis es la solución estatal palestina” al tiempo que le reclamó que reduzca los daños sufridos a los civiles no beligerantes de Gaza, un problema que alimenta una creciente ofensiva internacional.
La conversación duró 40 minutos y se produjo después de 27 días de silencio y de frialdad del gobierno demócrata asediado internamente por el apoyo que brinda a Israel en medio de imágenes del drama palestino, con 25 mil muertos y 63 mil heridos en bombardeos indiscriminados, incluso en sitios protegidos, las ciudades destruidas, sin alimentos, agua, energía u hospitales.
Hay otros trasfondos. Netanyahu regresó al poder de Israel a fines del año pasado en alianza con partidos ultranacionalistas y ultraortodoxos, muy minoritarios, que en ninguna otra circunstancia podrían haber integrado el gabinete del país.
Desde esos cargos, particularmente en Economía y Seguridad Nacional, esas fuerzas ultra radicales plantean que los palestinos de Gaza y Cisjordania deben ser convencidos a marcharse a otros países para crear un Gran Israel desde el Mediterráneo al Jordán.
El pueblo palestino suma poco más de cinco millones de personas. El carácter arrasador de la ofensiva en Gaza, según algunos analistas, es un comportamiento a tono con esas nociones extremistas.
En caso de que Netanyahu acepte los planteos estadunidenses y europeos corre el riesgo de perder el apoyo de esos aliados, caería el gobierno, perdería su posición y debería enfrentar un racimo de cargos de corrupción en su contra. Una alternativa es el llamado a elecciones anticipadas.
Según el analista Ashei Pfetter del diario israelí Haaretz, Netanyahu sabe que sea cual sea el gobierno israelí que esté a cargo cuando llegue el momento, “no tendrá más opción que aceptar el plan estadunidense para Gaza”. También lo sabe la Casa Blanca.
El problema, acotó Sean Foley, profesor de Historia en la Middle Tennessee State University, es que “Israel no tiene una estrategia ni visión clara sobre cómo sería un escenario de posguerra”.
Citado por el diario español La Razón, Foley, reconoció que la comunidad internacional, especialmente los principales Estados occidentales y sus socios en el mundo árabe, creen que la solución de dos Estados es la única solución viable al conflicto entre israelíes y palestinos.
Observó que las encuestas son uno de los principales problemas. Actualmente solo el 25% de los israelíes apoyan la creación de un Estado palestino independiente, mientras que el 65% se oponen a ella. Hace 10 años el 61% de los israelíes apoyaban un Estado palestino independiente mientras que el 30% se oponía.
Ese es “un fuerte incentivo” para la oposición de Netanyahu a la solución de dos Estados. “También cabe la posibilidad de que Netanyahu podría estar esperando a ver qué sucede con Biden, con la esperanza de lograr un mejor acuerdo con un nuevo presidente de Estados Unidos en el caso de que Biden salga derrotado el próximo mes de noviembre”, dijo Foley.
Todo eso contradice las demandas de la comunidad internacional, entre ellos Estados Unidos, quienes aseguran que una Autoridad Palestina reformada es clave para el futuro de Gaza. “En definitiva, no queda claro cómo terminará la guerra y cómo Israel podrá retirarse de Gaza a corto plazo”, sostuvo Foley.