Salió de la contienda dando su respaldo a Trump y con los ojos puestos en la elección del 2028
El gobernador de Florida, Ron DeSantis, suspendió su campaña presidencial el domingo y respaldó al expresidente Donald Trump, lo que marcó una espectacular implosión para un candidato que alguna vez fue visto como el que tenía la mayor probabilidad de destronar a Trump como el nominado del Partido Republicano en el 2024.
Su salida de la contienda tan solo dos días antes de las elecciones primarias de Nuevo Hampshire deja a Nikki Haley, la exgobernadora de Carolina del Sur, como la última rival de Trump que queda.
La derrota devastadora de DeSantis por 30 puntos porcentuales frente a Trump en las primarias de Iowa el lunes pasado lo dejó ante una pregunta desalentadora: ¿por qué seguir adelante? El domingo, dio su respuesta y reconoció que no había sentido en continuar sin un “camino claro a la victoria”.
La semana pasada, DeSantis había comenzado a insinuar que podría estar buscando salir de la contienda, poniendo sus ojos en la elección del 2028 y admitiendo que Trump había logrado una victoria abrumadora en Iowa.
El respaldo de DeSantis a Trump fue rápido y somero. El gobernador de Florida no ofreció ninguna justificación para apoyar a Trump más allá de que el expresidente contaba con el respaldo de la mayoría de los republicanos en las encuestas, y que no era Haley
Aunque había comenzado su contienda en una posición relativamente fuerte, las encuestas ahora mostraban a DeSantis en un lejano tercer lugar en Nuevo Hampshire, con alrededor del 6% de los votos.
Tanto DeSantis como sus aliados parecían estar quedándose peligrosamente con pocos fondos. Ningún anuncio a favor de DeSantis se había transmitido en la televisión de Nuevo Hampshire desde antes del Día de Acción de Gracias.
Al retirarse antes de Nuevo Hampshire, DeSantis se salvó de una derrota catastrófica este martes, deteniendo una larga y lenta hemorragia política.
DeSantis, quien había sido visto como una figura todopoderosa en el Capitolio del Estado, ahora enfrenta un regreso a Florida con su estatura reducida.
Aún así, le quedan casi tres años como gobernador del tercer estado más grande del país, así como un historial comprobado de asegurar la aprobación de su agenda legislativa. Y sus calificaciones de preferencia generalmente siguen siendo altos entre los republicanos a nivel nacional.
Mientras asimilaba su pérdida en Iowa, DeSantis argumentó que había dejado una “impresión” contundente. Dijo que había escuchado a varios votantes que habían declarado su lealtad a Trump esta vez, pero dijeron que lo apoyarían en el 2028.