Mae West, un cóctel de curvas e inteligencia

Mae West, un cóctel de curvas e inteligencia
A pesar de su talento para la actuación, la familia de West no apoyó en su carrera. Foto / Internet

Se convirtió en una de las mujeres más poderosas de Hollywood. Lo suyo era la provocación, a partir del desparpajo sexual y de una gran inteligencia

“Las chicas buenas van al cielo, las malas a todas partes”. La frase es conocida, su autoría, no siempre. Sin aniversarios ni otras excusas, solo la intención de rescatar a Mae West, como “una institución americana”, como la definió The New York Times. “Como el Pato Donald o Chinatown, hay que verla al menos una vez en la vida”, añadió el Times, según una nota que reseña el diario argentino Clarín.

West fue una pionera entre pioneras, figura indiscutible del espectáculo en Estados Unidos.

West decidió hacer de su personalidad y encanto su principal activo. Foto / Internet

Bajita y voluptuosa, con un ingenio tan desarrollado como sus curvas, actriz, productora, guionista, directora y empresaria, la hija de un boxeador de Brooklyn nacida en 1893 subió a un escenario a los 14 años y se convirtió en la mejor paga y en una de las mujeres más poderosas de Hollywood.

Lo suyo era la provocación, a partir del desparpajo sexual y de una gran inteligencia.

Después del estreno del musical Sex, debió pagar $500 de multa por “corromper la moral de la juventud” y pasó 10 días en la cárcel. Al salir, aseguró que visitaría al alcalde y su mujer, con su mejor ropa interior de seda.

Mae West se volvió en una figura pública con una imagen controvertida. Foto / Internet

Para burlar la censura admitía incluir en sus guiones palabras que sabía serían tachadas, de modo de distraer a los censores y evitar que eliminaran cuestiones más medulares.

De lengua filosa, dejó una cantidad de frases antológicas:

  • “Cuando soy buena, soy buena. Pero cuando soy mala, soy mejor”
  •  “El sexo con amor es lo mejor de la vida. Pero sin amor tampoco está tan mal”
  • “Tener cerebro es una ventaja, si lo escondes”
  • “Solo se vive una sola vez. Pero si hiciste las cosas bien, una vez es suficiente”
  • “Quiéreme cuando menos lo merezca, porque será cuando más lo necesite”

Murió en 1980, a los 87 años, en la cama que compartía desde 1955 con el mismo hombre, 30 años menor que ella.

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