Panamá retrocedió un punto y se colocó en los niveles del 2020
La lucha contra la corrupción en el sector público permaneció en 2023 estancada a nivel global por duodécimo año consecutivo, de acuerdo con el Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) presentado este martes por Transparencia Internacional (TI) y que registra avances “mínimos o nulos” en este ámbito.
Desde 2011, el promedio global del IPC se mantiene sin variaciones en 43 puntos sobre 100, mientras que más de dos tercios de los 180 países analizados obtuvo en 2023 una puntuación inferior a 50.
En la última evaluación, Panamá obtuvo 35 puntos, retrocediendo un punto en relación con el 2022 y la posición 108 en una lista de 180 países evaluados. Fue el mismo porcentaje obtenido en el 2013 y 2020. Solo en el 2015 logró una calificación de 39 puntos.
Panamá está igual que Bosnia-Herzegovina, República Dominicana, Egipto, Nepal, Sierra Leona y Tailandia, que también recibieron 35 puntos.
“Estamos viendo un deterioro generalizado, un estancamiento generalizado en la lucha contra la corrupción a nivel global y regional. En gran medida esto se debe a un deterioro en la democracia en el mundo”, comentó a EFE Luciana Torchiaro, consejera regional para las Américas de TI.
Efecto negativo de la pandemia
Uno de los factores ha sido la pandemia, ya que la emergencia sanitaria ha permitido a muchos gobiernos concentrar poderes, a la par que se han reducido los niveles de transparencia, lo que ha supuesto un “bajón” que no se ha logrado recuperar hasta ahora, según la investigadora.
A ello se suman fenómenos como las restricciones al espacio cívico a través de limitaciones al acceso a la información, la libertad de prensa y de opinión, que son “fundamentales” para la lucha contra la corrupción, enfatizó.
Europa occidental se mantuvo como la región global con el mejor promedio (65), pero TI advierte de que sus robustas medidas anticorrupción se están viendo socavadas por “el debilitamiento del sistema de pesos y contrapesos del Estado de derecho”. Así, en países como Polonia (54) y Hungría (42), el Estado europeo con la puntuación más baja, ciertas debilidades de los sistemas judiciales obstaculizan el acceso a la justicia e impiden al poder judicial ser efectivo en la limitación de los poderes del Ejecutivo.
TI destacó además que las autoridades europeas han aludido a problemas con el nombramiento de jueces y a la calidad general del sistema de justicia en países como Suecia (82), Irlanda (77), Lituania (61) o España (60).
Por otro lado, África Subsahariana se mantiene, con un promedio de 33 puntos, como la región global peor posicionada, seguida de Europa Occidental y Asia Central (35), el Norte de África y Oriente Próximo (38), las Américas (43) y Asia-Pacífico (45).
“La independencia del Poder Judicial es deficiente en muchos países del mundo y esto lo que produce es que la ley no se imparta de forma imparcial”, resumió Torchiaro, que abogó por la necesidad de reforzar la independencia de la justicia y destacó el papel de los ciudadanos a la hora de pedir cuentas a los gobernantes mediante el voto.
Falla sistema judicial
Solo 28 estados mejoraron el año pasado en la percepción de sus niveles de corrupción y 34 empeoraron de forma “significativa”, según el informe elaborado por la ONG con sede en Berlín.
La organización señaló la correlación entre el estancamiento del IPC y el declive mundial en el funcionamiento de los sistemas de justicia que reflejan otros índices y que atribuyó al aumento del autoritarismo y, en contextos democráticos, al debilitamiento de los mecanismos de control al Ejecutivo.
“La corrupción seguirá ganando terreno hasta que los sistemas de justicia puedan castigar los actos indebidos e imponer controles a los gobiernos”, afirmó el presidente de TI, François Valérian.
“Cuando la justicia es algo que se puede comprar o interferir políticamente, quienes sufren son las personas”, añadió, e instó a los líderes políticos a garantizar la independencia de las instituciones anticorrupción.
Como país con la menor percepción de corrupción repite Dinamarca (90), seguida de Finlandia (87) y Nueva Zelanda (85), mientras que en el extremo opuesto se sitúan Somalia (11), Venezuela, Nicaragua, Siria y Sudán del Sur (todos ellos 13 puntos).
Los mayores movimientos descendentes, a lo largo de los últimos nueve años, los registraron Turquía (-11), Guatemala (-9), Gabón (-7) y Suecia (-7), nación esta última que sigue no obstante encontrándose entre los 10 países con mejores valoraciones.