Perseguir de los medios críticos y de sus opositores, su política de terror es cuestionada por organismos de derechos humanos
Al presidente salvadoreño Nayib Bukele no le preocupa que lo tachen de autoritario o de violador de derechos humanos. En la cima de la popularidad, se describe como el “dictador cool” que con métodos antidemocráticos supuestamente transformó y rescató a un país aterrorizado por las pandillas, informó el medio dominicano Listín Diario.
Con un respaldo del 90% de los salvadores, este publicista de 42 años, tiene asegurada su reelección en los comicios del domingo 4 de febrero porque no tiene rivales, ante la política de terror impuesta en su país. Su candidatura viola abiertamente la Constitución, que prohíbe la reelección, pero hizo que el máximo órgano de justicia salvadoreño se arrodillara ante su voluntad.
Por imposición suya, el Congreso instauró en marzo del 2022 un régimen de excepción bajo el que más de 75,000 presuntos pandilleros fueron detenidos. A miles de esos encarcelados no se les ha probado culpabilidad y centenares han muerto en las cárceles sin derecho a defensa.
Organismos de derechos humanos denuncian arrestos arbitrarios, torturas o muertes en prisión. Como respuesta, Bukele se burla y los acusa de defender pandilleros.
Resguardado por militares y policías, en febrero del 2020 invadió la sede del Congreso salvadoreño, en ese momento era dominado por la oposición, para presionar por un crédito para su política de seguridad.
Al año siguiente, con manipulaciones políticas y su guerra de terror, sacó a la oposición parlamentaria e impuso sus propios diputados, lo que le permitió destituir al fiscal y a los magistrados de la Sala Constitucional que más tarde habilitaron su candidatura a la reelección, algo totalmente prohibido por la Constitución.
El caso Bukele
De pelo engominado y barba cuidadosamente recortada, suele vestir jersey ajustado. Nunca corbata. Tampoco hace discursos grandilocuentes, pero cuida la escena para imágenes estilo postal, como si fuera un artista, pese a que su tono de voz no lo acompaña.
Desde antes de ser presidente catapultó su imagen a través de las redes sociales, en las que suele escribir en inglés.
Hace importantes anuncios vía X, en la que se autodenomina “Philosopher king” (rey filósofo) y se burla de sus críticos.
Un fenómeno de culto que se instaló en el país”, gracias a su maquinaria mediática en redes sociales, resume el director de Investigaciones de la Universidad Francisco Gavidia, Óscar Picardo.
“Era un estudiante regular”, aseguró uno de sus profesores de secundaria. Desde entonces ya mostraba su estilo sarcástico y se burlaba de todo el mundo. En el anuario escolar se describió: “Class terrorist” (terrorista de clase).
Estudió derecho en la Universidad Centroamericana, pero no se graduó, y optó por trabajar desde los 18 años en una agencia de publicidad de su padre que le hacía las campañas a la exguerrilla del Frente Farabundo Martí (FMLN).
Por esos años, también fue administrador de una discoteca en San Salvador.
Inició su carrera política en 2012 y bajo la bandera del FMLN fue alcalde del poblado de Nuevo Cuscatlán y de la capital salvadoreña de 2015 a 2018.
Tras un incidente con una concejal, fue expulsado del FMLN en 2017. “No me considero ni de derecha ni izquierda”, dice ahora Bukele.
Escaló a la cumbre del poder en 2019 al conectar con los jóvenes y los decepcionados de los dos partidos que se alternaban en el gobierno.
Nada tolerante a la crítica de los medios y consumado como perseguidor de sus opositores, tiene un pequeño círculo de confianza donde están sus hermanos Karim, Yusef y Ibrajim.