La existencia de esos posibles océanos de agua líquida estimula las investigaciones sobre el origen de la vida
Mimas es una de las lunas de Saturno y -como ya se sabe de otras-, puede encerrar un océano bajo la superficie, el cual aún sería nuevo y estaría evolucionando, señala un nuevo estudio que ha analizado datos de la sonda Cassini.
Las evidencias han sido encontradas por un equipo liderado por el Observatorio de París que publica sus hallazgos en el número de febrero de la revista Nature.
Mimas y Encédalo, descubiertos en 1789 por William Hersel, son dos de los muchos satélites de Saturno, ambos tienen órbitas no lejanas, son similares en tamaño y tiene superficies heladas, pero la del primero está llena de cráteres y la del segundo es lisa.
Mientras de Encédalo ya se sabe que tiene un océano helado en su interior, lo que había bajo la corteza de Mimas seguía siendo un misterio y se consideraba poco probable que encerrara agua debido a las propiedades de su superficie y sus cráteres.
Pero el equipo encabezado por Valery Lainey, del Observatorio de París, puso en tela de juicio esa creencia y analizó las observaciones que hizo la sonda Cassini de Saturno y sus lunas durante más de una década.
El resultado son las evidencias de la existencia de un océano que es profundo, empieza entre 20 y 30 kilómetros bajo la corteza. La masa de agua apareció, según las simulaciones, hace entre 25 y dos millones de años, por lo que aún es joven y no habría tenido tiempo de dejar huella en la superficie de Minas, lo que le permite conservar sus cráteres.
El equipo analizó la temperatura interior, los movimientos de rotación y la órbita, parámetros que se ven afectados por cómo es la luna en su interior, y concluyeron que la existencia de un océano global interno bajo la superficie es el único escenario compatible con las observaciones.
Este descubrimiento añade a Mimas al “exclusivo club de lunas con océanos internos, entre las que se encuentran Encélado y Europa, pero con una diferencia única: Su océano es notablemente joven”, destacó Nick Cooper de la Universidad Queen Mary de Londres y firmante del estudio.
Los autores consideran que nuevos estudios sobre este satélite podrían enseñar más sobre la formación de los mundos helados.
La existencia de un océano de agua líquida de reciente formación “convierte a Mimas en un candidato idóneo para los investigadores que estudian el origen de la vida”, dijo Cooper.
Lainey, por su parte, hizo hincapié en que este descubrimiento tiene “importantes implicaciones para nuestra comprensión del potencial de vida más allá de la Tierra”, pues sugiere que, incluso, las lunas pequeñas y aparentemente inactivas pueden albergar océanos ocultos capaces de sustentar condiciones esenciales para la vida.